Thomas Mars de Phoenix: «Tenemos la misma colección de discos que Air y Daft Punk, pero nuestra música es muy diferente»

NME

Después de siete años y una pandemia de por medio, Phoenix volverá a Lima para brindar un concierto este 20 de marzo en el Anfiteatro del Parque de la Exposición. Conversamos con su vocalista Thomas Mars sobre el disco que los traerá de regreso al Perú: Alpha Zulu. Pero también sobre su relación con los vinilos de música peruana y el impacto de la escena francesa de los años 2000.

Ha pasado un buen tiempo desde la primera visita de la banda a Perú, en 2017. Hubo una pandemia en medio, ¿pero por qué tardaron tanto en volver?

T: Sí, esta es la primera gira después de nuestro último álbum. Se suponía que debíamos haber ido en 2020 o 2021, pero la pandemia retrasó todo. En cada ciclo que tiene un álbum, sabemos que vamos a visitar Sudamérica y tantos lugares como podamos. La última vez que estuvimos por allá la recuerdo muy bien. Aterrizamos en Perú un día después de que clasificaron al Mundial de fútbol. La mitad de la gente [que veía en las calles] estaba usando su camiseta… nunca había visto una ciudad donde la mitad de la gente esté usando una camiseta. Me pareció increíble y queríamos ser parte de eso. Pensamos: «¿Dónde podremos conseguir alguna?»… y terminaron regalándonos 15 camisetas.

Fue un momento histórico para nosotros. Supongo que el concierto de Phoenix fue el lugar perfecto para celebrar esa clasificación…

T: Fue genial visitarlos en ese momento. Después del show, fuimos a un restaurante y éramos los únicos que no usábamos la camiseta. Fue un momento único. El concierto también fue increíble. Lo interesante de visitar Sudamérica es que, como los países están lejos entre sí, podemos pasar un tiempo considerable en cada ciudad. Cuando estamos de gira en Estados Unidos, solo tenemos medio día para hacer turismo.

Antes de esa primera visita al Perú, ¿sabían algo de nuestra cultura?

T: Sí, pero nada contemporáneo. Somos músicos curiosos y visitamos tiendas de instrumentos musicales, lo cual hicimos en Perú. Compramos algo allá, pero nada contemporáneo. Esto pasó hace unos seis años, pero sabíamos que Perú ya era un sitio clave en la gastronomía. Así que hicimos planes de antemano para poder probar tal… tal… y tal. Sin embargo, no conocía la música contemporánea. Adquirí algunos vinilos [peruanos]… no recuerdo cuáles eran, pero los compré por la portada. Eso era algo que hacía de adolescente, cuando veía las carátulas de los discos y CDs… y si me atraía la portada, los compraba.

Y la música peruana suele tener portadas muy coloridas.

T: Totalmente. Por eso, yo diría que los tres países donde más he comprado vinilos son Japón, Brasil y Perú.

¿Qué particularidad ves en la música japonesa?

T: Japón está en primer lugar porque te da alternativas. Tienes tres cosas: los artistas locales que no conoces; los álbumes clásicos con tipografías en japonés; y, finalmente, la calidad es increíble. Así es cómo he gastado bastante dinero. [Risas] Pero de Perú también tengo una buena cantidad de vinilos.


En 2022, publicaron su séptimo álbum titulado Alpha Zulu, que los traerá de regreso a Lima. La crítica lo describió como «colorido» por su amplio rango de sonidos, en comparación con su anterior trabajo Ti Amo (2017). ¿Estás de acuerdo con la crítica?

T: Sí, aunque para algunas canciones. El track “Alpha Zulu”, en particular. ¿Más energía? Sin duda. ¿Más color? Diría que la mitad del disco está en colores muy brillantes, y la otra mitad está en blanco y negro. Por ejemplo, el sencillo “Winter Solstice” fue escrito en un momento donde no había color, porque yo estaba en California cuando ocurrieron los incendios forestales [en 2018]. Hubo un día que nunca apareció, por decirlo así… debido al humo, se hizo de noche durante dos días seguidos. La vida afuera era muy oscura, así que la canción trata sobre cómo encontrar la luz. Habla de esos días que parecen más cortos y de que, en algún momento, verás la luz al final del túnel. Así que tiene una búsqueda de positividad, algo colorido.

¿Cómo trasladaron esa ‘gama de colores’ al sonido del disco? Porque desde el título mismo, que significa «de la A a la Z» en lenguaje aeronáutico, describen un amplio rango de elementos.

T: Este álbum se hizo un poco como el primero, United (2000). Cuando teníamos que elegir entre los demos y las piezas iniciales de música que grabábamos, elegimos las que eran más dispersas. Aquellas que tenían menos características en común. Tuvimos la oportunidad de que Thomas Bangalter de Daft Punk viniera y nos ayudara algunas veces en el estudio. Le pusimos las canciones y le preguntamos: «¿Qué piensas de estas 18 ideas?». Él planteó lo mismo: «Me gusta que hayan seleccionado esta canción… porque tiene un color específico… y luego esta se ajusta con la otra». Mantuvimos eso y tratamos de abarcar lo más posible.

Portada del disco Alpha Zulu de Phoenix
Foto: Glassnote Records

¿Cuál era el hilo conductor de esas composiciones?

T: Realmente no tuvimos que elegir una temática. No había un hilo conductor en el asunto. Todo era caótico porque la inspiración llegaba fácil. Era fácil sentirse inspirado, ya que el mundo alrededor era muy intenso. Creo que muchos álbumes que salieron durante la pandemia son interesantes porque tienen más seriedad y rango de alcance. No hablan todos sobre lo mismo; comparten algunas cosas, pero a la vez son muy dispersos y abiertos.

Fue interesante saber que, debido a la pandemia, montaron un estudio dentro del Museo de Louvre. Específicamente, en una ala donde se ubica el Museo de Artes Decorativas. Grabar entre tanta obra maestra, ¿no los abrumó?

T: Aprendimos a establecer una conexión especial con ciertas piezas de arte. Habían algunas que eran increíblemente bien elaboradas, creadas por artesanos maestros. Pero yo tenía cero conexión con ellas. Las podía mirar, aunque en realidad no eran pinturas ni esculturas. En esa zona del museo, tienen mobiliario, joyería… hay un poco de todo. Ciertos objetos tienen una mística con la que sientes una conexión, y cuando profundizas en ella entiendes su razón de ser. En otras ocasiones, la dejas como un misterio.

¿Cuál fue el impacto de esas piezas de arte en Alpha Zulu?

T: Cuando teníamos muchas canciones y debíamos elegir entre ellas, escogíamos aquella que no era la más impresionante o la más estructurada. Escogíamos la canción con la que establecíamos una conexión o algo muy personal. Creo que así es cómo nos influyó el museo.

En una entrevista, mencionaste que probablemente las letras del disco se cantaban «desde una perspectiva romántica» debido al Louvre.

T: Sí, era difícil no dejarse llevar por lo romántico en semejante contexto. El Louvre es un lugar muy ‘francés’ y resalta las contradicciones de Francia. Alguna vez fue un símbolo del poder, un lugar de rebelión… y luego esa rebelión se guardó en una caja sagrada para que el Louvre se convierta en un lugar de creación. Eso era inspirador para nosotros porque nos transmitía sensaciones similares a Versailles, la ciudad donde crecimos. El museo nunca nos sofocó; nos daba una paz que resultaba familiar. En las letras se revela todo eso: nuestras sensaciones desde ese lugar.


El otro contexto del disco fue la muerte de Philippe Zdar, quien produjo los primeros trabajos de Phoenix. ¿Cómo manejaron esta noticia?

T: La primera canción que escribimos para Alpha Zulu fue “Identical”. Trabajamos en ella el día después de conocer la mala noticia. Lo primero que hicimos ese día fue hablar sobre Philippe, y luego naturalmente creamos la música. Él siempre está presente en lo que hacemos porque tenía ideas muy potentes; su relación con la música era muy energética. Es algo que siempre recordaremos de él. En general, su muerte tuvo un fuerte impacto en el disco: nos obligó a terminar las canciones más rápido. Sabíamos que quien mezclaría Alpha Zulu, no sería más esa persona que siempre estaba en la cabina con nosotros. Ese quinto miembro. Sin Philippe, debíamos remar más hacia dónde queríamos llegar.

¿Siempre consideraron a Philippe un quinto miembro?

T: Es uno de los quintos miembros de la banda. Phoenix tiene muchos colaboradores que la gente no ha visto. Uno de mis mejores amigos, a quien conozco desde los cuatro años, estaba en la banda al principio. Él, Deck [d’Arcy, el bajista actual] y yo formamos la banda, pero luego no quiso involucrarse con toda la presión de hacer discos. No disfrutaba el proceso de componer y grabar. Se retiró, aunque hoy nos acompaña en las giras. Siempre está detrás del escenario.

De hecho, la banda también recurrió a varios colaboradores en Alpha Zulu. Está Ezra Koenig de Vampire Weekend en el sencillo principal, “Tonight”. Pero también fueron llamativas las versiones extra que grabaron junto a León Larregui y Clairo. ¿Cómo sucedieron estas colaboraciones?

T: Rob Coudert, nuestro tecladista en las giras, grabó varios discos con León. Así que lo conocimos porque, cada vez que íbamos a México, asistía a nuestros conciertos. Después vivió en Barcelona por una temporada y también visitaba París. Nos reunimos unas cuantas veces; es un personaje muy misterioso y complejo. Tiene algunas similitudes con Sébastien Tellier. Alguien nos preguntó alguna vez si habíamos pensado cantar algo en español, y en ese momento los planetas estaban alineados porque dijimos: “No, pero hay una canción que imaginamos en español”.

“Artefact”…

T: Exacto. Cuando empezamos a escribirla, el primer murmullo que salió sonaba parecido al español. Por eso, pensé que esa era la canción que debíamos grabar en ese idioma, y León naturalmente fue el elegido para cantarla.

¿Sabes que León Larregui tocará un día antes que Phoenix en Lima… y en el mismo escenario? ¿Crees que podamos verlos juntos en Perú?

T: ¡No tenía idea! Me estoy enterando por ti. Déjame anotarlo para hacer una cuantas llamadas y ver que eso suceda en Lima.

¿Y cómo llegaron a Clairo?

T: Tuvimos un concierto en Nueva York, en el Radio City Music Hall, y ella fue a vernos. La anécdota graciosa es que, en pleno show, yo suelo sacar unos binoculares y veo a través de ellos hacia la audiencia. Al mismo tiempo, la gente puede verse en la pantalla del escenario. Mientras estaba con los binoculares, veo a mi hija entre la multitud y ella me estaba haciendo un gesto [señalando hacia atrás]. Al final del concierto, le pregunté de qué se trataba todo eso. Y me dijo: “¡Clairo estaba detrás de mí!”.

Tiempo después debíamos tocar en el Madison Square Garden, y pensamos que necesitábamos hacer algo especial. Como Clairo había venido a Nueva York la primera vez y me perdí la oportunidad de verla, pensé que era una ocasión perfecta para invitarla a grabar una canción juntos.

Ella termina colaborando con una versión de “After Midnight”. ¿Por qué eligieron ese tema?

T: Yo quería que cante “1901”, pero ella no. Nos dijo que no podía tocar esa canción: «Es algo de mi infancia, no quiero arruinar ‘1901’». Así que optamos por el otro tema.

(Foto: Pooneh Ghana)

Cuando apareció Phoenix con su disco debut United, a inicios de los años 2000, la crítica musical los comparaba constantemente con bandas como Air y Daft Punk. Los ponían dentro de un mismo saco que tenía la etiqueta ‘pop francés’. ¿Les parecía una comparación justa?

T: Muchos grupos franceses que salieron en esa época tenían un gran sentido de la estética. Estaban realmente involucrados… no solo en la composición de canciones, sino también en cómo debía lucir la carátula o el videoclip musical. En cómo sería el show en vivo, cómo tocar en directo con los instrumentos, cómo debías pararte con el teclado, etc. Estaban inspirados porque había una estética fuerte gracias a Air y Daft Punk. Me encanta que nos hayan puesto en ese mismo grupo, pero definitivamente tomamos caminos diferentes.

Tenemos la misma colección de discos que Air y Daft Punk, pero nuestra música es muy diferente. Lo que habla de la riqueza de esa época. Es estupendo que no sonemos parecido. Para mí, cada voz es única, como Sébastien Tellier. Él no suena a Daft Punk, pese a que trabajaron juntos porque Guy-Manuel de Homem-Christo produjo uno de sus álbumes [Sexuality, 2008] y funcionó. Ahora, Air está por salir de gira nuevamente y me entusiasma poder verlos otra vez. Sabes… su disco Moon Safari significó mucho para un montón de gente.

Finalmente, entiendo que siguen en el ciclo de promocionar Alpha Zulu. ¿Pero ya están trabajando en un nuevo disco o material?

T: Ya empezamos a trabajar en nuevas cosas hace un tiempo. Pero cuando sigues de gira, ese proceso se pone lento. Estamos aquí y allá. Igual, es un momento divertido para nosotros porque todo es posible. Trabajar unos días aquí y otros días allá; sin tener ninguna presión para hacer algo. Iremos al estudio… iré la próxima semana. Por unos días, estaremos en el estudio de Nicolas [Godin] de Air, que ya utilizamos y está bastante bien. Nos entusiasman las cosas que haremos, pero no sabemos cuándo estarán listas. Aún falta un largo camino por recorrer. Tenemos conciertos hasta agosto, y probablemente ese será el fin de la gira. Entraremos entonces en el modo de componer canciones y hacer un nuevo álbum. A veces se escriben cosas que no sabes si serán parte de un disco… o se lanzarán sin más.

De hecho, el año pasado escribieron la música de la película Priscilla

T: Sí, fue muy divertido trabajar en esa película de mi esposa [la directora Sofia Coppola], Priscilla. Por ejemplo, esa es una de las tantas cosas que hicimos mientras estábamos de gira. Así que todo puede pasar. ■


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