Gisella Giurfa: “La batería me sigue dando poder, voz y responsabilidad”

Gisella Giurfa con su batería en el estudio

Hoy es una de las bateristas peruanas más importantes en actividad. En su currículum musical figuran colaboraciones con nombres como Al Di Meola, Susana Baca, Concha Buika, Gilberto Santa Rosa y Juan Diego Flórez. Además, entre sus proyectos próximos está un EP de jazz experimental junto al pianista argentino Patricio Romero. Sobre todo ello, conversamos con la artista nacional.

Gisella Giurfa conoció la música incluso antes de nacer. Su madre le contó que, cuando estaba embarazada de ella, solía tocar el cajón y las cucharas de tanto en tanto. Su padre, además, es pianista. Por ello, nadie en su familia se sorprendió cuando, a los dos años de edad, Gisella empezó a agarrar las ollas de la casa y tocarlas como si fueran una batería. Ni cuando ingresó al Conservatorio Nacional de Música (hoy UNM) a los 13 años de edad, sin siquiera haber terminado el colegio. Ni mucho menos cuando viajó a Japón al iniciar su vida adulta para formalizar su profesión.

Pero el recorrido familiar y personal valió la pena: hoy, Gisella Giurfa es considerada una de las bateristas peruanas más importantes en actividad. Su hoja de vida musical lo demuestra: ha tocado al lado de Gilberto Santa Rosa, Chucho Valdés, Al Di Meola, Concha Buika, KT Tunstall, Susana Baca, Lasso, Luis Enrique, Juan Diego Flórez, Soledad Pastorutti, Tony Succar, Miki González, y una lista interminable de artistas. Asimismo, desde 2019 integra la banda en directo de Diego Torres, a quien acompaña en sus giras por Latinoamérica y Estados Unidos. Conversamos con ella sobre su actual momento en Miami, ciudad donde reside, y sus perspectivas a futuro.


¿Dirías que, en algún momento, Perú se convirtió en tu zona de confort?

G: Sí, tenía mis alumnos y tocaba mucho. Siempre había grabaciones, aunque no tantas. Pero irme a vivir al extranjero significó empezar de cero. Por ejemplo, a mediados del año pasado llegué a Miami y no fue todo instantáneo. Es un sacrificio salir de tu zona segura. Sin embargo, confié mucho en la música.  

¿Qué te ha dado la música?

G: Además de ser mi trabajo diario, es un gran refugio. Puedo expresarme con libertad y sin caretas. Es un mundo paralelo. Es expresarme, dejar toda mi esencia para encontrarme con la persona que llevo dentro. La batería me sigue dando poder, voz y responsabilidad. Es el corazón de la banda. Tocar y estar al medio del escenario es una sensación que me hace sentir empoderada.

¿Por qué escogiste la batería como instrumento principal?

G: Vengo de una familia de músicos. Con el tiempo aprendí a tocar trompeta, trombón, flauta, lira, también un poco de guitarra. Recuerdo que de niña agarraba las ollas y cucharas de mi casa para simular que tocaba la batería. Creo que ahí empezó todo. Cuando ingresé al Conservatorio, elegí este instrumento de manera formal.

¿Cuándo empezaste a vivir de la música?

G: Al comienzo, tuve dos grupos. Uno lo formé con unos amigos; y con el otro tocaba en una pollería que nos pagaba con un cuarto de pollo. Literalmente. Pero también tuve que vender entradas para tocar. Eso me animó a irme a Japón, dejando todo de lado. Necesitaba estar sola, lejos. Necesitaba crecer.

¿Qué tan complicado resultó adaptarte?

G: Fue una cachetada el valerme por mí misma. Busqué trabajo y conocí gente para crear un círculo. Fue una gran prueba; adopté la disciplina japonesa para lograr grandes cosas. Me quedé allá durante 10 años. Llegué a tocar en siete bandas y enseñar en tres escuelas. Tenía presentaciones de miércoles a domingo.

Tras esa experiencia, volviste a Perú.

G: Y me quería regresar a Japón a la semana [risas]. Fue difícil. No tenía trabajo en Perú. Hice unas tarjetas con mi nombre y empecé a repartirlas. Poco a poco, fui construyendo un nuevo círculo y empecé a tocar con artistas locales: Gian Marco, Kanaku y El Tigre.

¿Y qué te motivó finalmente a volver al extranjero? ¿Por qué Miami?

G: Son las oportunidades que se dieron. Me encuentro en un momento de itinerancia en mi vida: un día puedo estar grabando junto a Concha Buika; y otro día voy al estudio con Yadam González o Gilberto Santa Rosa. Creo que esto es fruto del esfuerzo, aunque no estoy segura cuánto tiempo me tocará quedarme aquí. Estoy en modo itinerante.

¿Cuáles son tus proyectos musicales más próximos?

G: Estoy trabajando bastante con el pianista argentino Patricio Romero. Vamos a sacar un EP de jazz experimental como dúo. Además, sigo grabando con Gian Marco, tocando con Vale, quienes son unas gemelas colombianas que hacen pop alternativo. También tengo programadas grabaciones junto a Lissette Alea, Concha Buika, Gilberto Santa Rosa y otros artistas. 

¿Lima está entre tus planes?

G: No. Pero tampoco me gustaría desligarme por completo, como lo hice cuando estaba en Japón. De vez en cuando busco la oportunidad de volver, ya sea por una tocada o una grabación. Eso me mantiene conectada. ■


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