21 Guitarristas del Perú
Rafo Núnjar / Acuedi Ediciones

«21 Guitarristas del Perú»: Pensar la música en tiempos de cólera

El escritor y cantautor peruano Manu Vera Tudela comparte algunos extractos de su más reciente libro «21 Guitarristas del Perú» (Acuedi Ediciones, 2022). Allí conversa con los artistas que fueron cruciales para la escena guitarrística nacional de los últimos años, como Manuelcha Prado, Joaquín Mariátegui, Jaime Moreyra, Martín Choy, entre otros.

Me gusta escuchar música, tocar, crear, y desde hace algunos años, me gusta mucho pensarla. Pienso en los acordes, en los trucos de grabación, escucho instrumentos por separado para ver qué hacen. Me encanta leer y hablar de música, compartir con amigos qué estamos escuchando o qué estamos estudiando. Me gusta también pensar la música como producto de un lugar y de un tiempo, de un contexto, de una sociedad. Pensar la música me ayuda a conocerme más a mí mismo y a mi entorno.

Motivado por este espíritu empecé hace cinco años un proyecto independiente llamado “21 Guitarristas del Perú”. Entonces no se llamaba así, solo consistía en entrevistar a guitarristas por curiosidad, con el fin de aprender más de la guitarra pero también de la gente que crea música con ella en el Perú.

Hoy los tiempos en nuestro país son duros y tristes. No hay demasiado que agregar al respecto. Solo quisiera compartir con ustedes reflexiones de algunos de los guitarristas entrevistados, en lo concerniente a racismo, política, en fin, los temas que más nos aquejan. Creo profundamente que necesitamos artistas reflexivos y no solo decoradores o entertainers. Espero con mi más profundo anhelo, que este libro empuje este propósito. 

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Jaime Moreyra (Los Shapis)

Jaime Moreyra de Los Shapis
(Foto: Elizabeth Calcina)

Manu: Vi un video donde sale con Chapulín el Dulce y se anuncian así: «Somos Los Shapis, orgullosos de ser chicheros». ¿De qué está orgulloso un chichero? 

Jaime: Es que en nuestro país existe una falsa concepción de que la chicha es música de bajo nivel, de gente informal, marginal. Puede haber comenzado de un lugar así, como el tango, la bachata… Somos orgullosos de lo que hacemos, de nuestra música, porque es masiva, toca diferentes edades, condiciones económicas, gente académica, profesional, gente que está estudiando. Además, se hereda nuestra música, de generación en generación […] 

Jaime: Nuestra música ha servido para identificar al peruano, porque cuando llegamos a la capital, la gente de provincia, por evitar la discriminación, se ocultaba o estaba de perfil bajo. Cuando las personas, que eran provincianas, llegaban al local y decían «yo soy de Lince», «soy de San Isidro», «soy de Miraflores», «soy de la rica Vicky», «soy de abajo del puente», «soy del chimpún Callao», pero con el correr de la música ya se sentían en confianza y decían «yo soy de Huancayo», «yo soy de Chupaca», «yo soy de Juliaca», «yo soy de Trujillo», «yo soy de Ayacucho», etcétera, y ellos ahí se veían reflejados. 

Manu: Se caían las máscaras. 

Jaime: Se caía la máscara. «Paisano, yo también soy de Chupaca», «yo soy huancaíno», «Jaime, yo soy de Juliaca», entonces, el que escuchaba nuestra música se sacaba la máscara y sacaba su identidad. Ese es el proceso que Los Shapis vemos como un aporte importante para la identidad. 

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Manuelcha Prado

Manuelcha Prado
(Foto: Trilucero Producciones)

Manu: Esta tristeza que se llora, ¿es bien vieja no?

Manuelcha: Ah sí, claro.

Manu: ¿De dónde viene? 

Manuelcha: Yo creo que es la tristeza histórica que arrastramos todavía los hombres del ande tras el choque cultural, el choque de occidente, como sabes, Pizarro, Almagro, Atahualpa. Los hombres del ande llevamos la peor parte y el dominio cultural prevalece en el Perú. Es un dominio criollo, occidental, cristiano, frente a los herederos de una gran cultura también, los incas, los lucanas, los amazonas, los chancas, que llevamos la peor parte. Entonces, en ese fragor de la sobrevivencia y la lucha permanente, para reacomodarnos en la realidad social, económica, pasamos por desgarros naturales. Yo creo que la tristeza es parte de eso. No es una tristeza epidérmica, es una tristeza profunda, histórica. 

Manu: Usted dice en algún momento: «necesitamos del Cusco andino como de la Atenas griega»

Manuelcha: Creo que el reto de las nuevas generaciones, de ustedes los jóvenes, es sentirse herederos de una doble tradición cultural. Sentirse herederos de dos Grecias, la «Grecia andina», de la cultura andina, y de la Grecia occidental, con los presocráticos, Heráclito, Sócrates, Platón, etcétera. Es más, yo soy un convencido de que se tiene que volver a los clásicos, tanto occidentales como los clásicos andinos como Guamán Poma, Garcilaso, Gamaliel Churata o Arguedas. Tenemos que volver con fuerza a nuestros clásicos, sino estamos perdidos. Igual en la Grecia occidental. El mundo está en involución y yo creo que una de las razones es porque hemos dejado a Platón. Hemos dejado atrás los grandes principios humanos, sociales, universales, de Estado.

No es la cultura andina contra la occidental, ni la occidental contra la andina. Nuestros abuelos fueron estúpidos que entraron en esa controversia, buscando el oro, buscando la plata, pero no vieron la cultura; el más grande oro es la cultura. Toca ya a las nuevas generaciones tomar la cultura andina y la cultura occidental y con estas dos armas desarrollarse. 

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Joaquín Mariátegui (Bareto, Los Calypsos, Oriente Trío)

Joaquín Mariátegui
(Foto: Diego Toledo)

Joaquín: De la selva escucho a Noé Fachín, que es el guitarrista de Juaneco, que para mí es hermoso, magnífico, un ídolo para mí, un gran referente en la música. Cuando lo escucho tocar, escucho un montón de cosas que no son guitarra, escucho la flautita de la selva, cómo liga las notas, qué escoge, ¿por qué liga esta con esta, y no esta con ésta? Yo creo que él no lo piensa tanto, que lo ha escuchado y lo toca así. Eso me conmueve como mierda, porque en la selva los indígenas y la gente de la ciudad estaban divididos. Y los de Juaneco se vestían como indígenas para tocar en la ciudad, y tocaba la guitarra como una flautita. Son luchadores sociales, gente que, a través de la música, reestructura el paisaje social. Capos.

Pienso luego en Manuelcha Prado, que no es cumbia, pero escucho el arpa, el violín, y todo lo hace él, eso también es increíble, conmovedor. Escucho Los Shapis, escucho el arpa, el huayno, el trino andino. Cuando llegamos a la costa escucho a Enrique Delgado o a José Luis Carballo, guitarrista de La Nueva Crema, de Celeste, tiene cosas del ande, se nota que es un migrante también, pero tiene sabor costeño, a sal. Me parece que esa diversidad y esa riqueza refleja la diversidad del Perú, y esa lucha en el Perú por tener una voz propia, una identidad. Entonces, sentía que yo no tenía derecho a tocarlo, que tenía que convencer a la gente.

Manu: Que tenías que validarte… 

Joaquín: Tenía que validarme para tocarlo. 

Manu: Por ser blanco, limeño… 

Joaquín: Por ser blanco, por ser pituco, por mi toque. Quizás ahora lo es un poco más, pero cuando empezaba a tocar cumbia, no era un toque cumbiero. Yo no buscaba sonar como Fachín, como Moreyra, ni mucho menos, quería sonar como yo, quería aprenderme las melodías de ellos y tocar desde mí. Yo ya venía tocando la guitarra hacía mil años, había hecho tres discos, no quería imitar a otro. En cambio, realmente ahora, sí busco imitarlos […] Siento que ser guitarrista en el Perú es un privilegio, es una responsabilidad, pero, sobre todo, un gran privilegio ser parte de esa tradición, de esta herencia, es algo hermoso.

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Edgar Zuzunaga «Zuzu» (Los Apus del Perú)

Edgar Zuzunaga en "21 Guitarristas del Perú"
(Foto: Manu Geldres)

Manu: Y este sentimiento o sufrimiento, cuando hablas del «llorar», ¿de qué sufre la sierra? 

“Zuzu”: El sufrimiento de vivir huérfanos. Si te das cuenta en Lima, de acá parte todo, a todo el Perú debería llegar lo mismo, pero no. No llega. Es como que el papá tiene tantos hijos que a todos no les da por igual. Entonces, unos viven olvidados, otros renegados, desesperados, desamparados, sin oportunidades […]

“Zuzu”: Al final, lo que buscamos como músicos, como autoridades de la música o embajadores, es nuestra identidad, algo que pueda ser el color de nuestro Perú. La música andina siempre va a estar vigente en todos los tiempos, no es un producto comercial, algo que tú has construido con sentimiento, no puedes vender eso, se queda para ti. Eso es lo que los apus, o sea, los dioses, dirán, los dioses tutelares que callan, pero van a hablar el día que tú hayas comprendido lo que se ha querido decir en estos tiempos. Hay mucha mística para adelante, el misticismo del encanto de las cosas, vienen, se dan y se irán quedando ahí también. Es algo que tú tienes que descubrir.

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Martín Choy (Los Mojarras, La Sarita)

Martín Choy en "21 Guitarristas del Perú"
(Foto: Difusión)

Martín: Tocamos con Los Mojarras en este lugar en Miraflores, todo se vendía en dólares y nos advirtieron que no tocáramos las canciones que tenían chicha, o sea te imaginas, año 94 o 95, cómo ha cambiado, qué bacán. Pero para nosotros fue muy difícil.

Yo en ese tiempo no razonaba, no tomaba conciencia, estaba más en la onda de «puta, soy chibolo, quiero tocar», estaba feliz. Y Cachuca esa vez empezó con «Absuelto criminal» que empieza con chicha, pero así, chicha-chicha, y al rato viene el mánager y nos dice: «el dueño quiere que paren». Paramos, bajamos las cosas, no nos quería pagar y había una mesa de billar, y agarra una bola, la tira al bar de vidrio, con todos los whiskys, rompe todo y nos hemos ido corriendo, hemos bajado la escalera, abrimos y encontramos a amigos de El Agustino que habían ido a vernos, pero no los habían dejado entrar. Orinamos en la puerta y nos fuimos. Yo como riéndome, cagándonos de la risa, pero si ves más allá, es un incidente fuerte.

Manu: En esa época se «choleaba» pues así, sin asco, ¿no? 

Martín: Obvio. De hecho, ha cambiado y creo que tiene que ver con diversos aspectos, y creo que la música con Los Mojarras abrió este camino, hizo su parte. Ahora casi todo está mezclándose, se han dado cuenta con el tiempo que dentro del Perú hay mucho que explorar y que puede gustar a la gente y puede unir. Eso es lo que en realidad quisimos hacer con Los Mojarras, que nos costó mucho, que nos cholearan, que le reservaran el derecho de admisión a tus patas o que te negaran tocar cumbia o chicha, que ya era un término despectivo, que luego la utilizó la prensa para llamar todo lo que sea informal. Entonces, la culpa también la ha tenido la gente de los medios. 

Manu: ¿Crees que la fusión salvará al Perú? 

Martín: Yo creo que sí. Si la gente sigue viendo y reconociendo que hacia adentro hay mucho por explorar, y explotar también con respeto, utilizar la música como herramienta para unir y hacer un movimiento que de alguna forma se pueda llamar, como se reclama hace tiempo, un rock peruano, que suene a Perú; lo que es un poco difícil porque el Perú puede sonar a muchas cosas. Pero lo interesante es que hay mucha gente, muchos músicos, ahora hay escuelas de música, universidades donde enseñan la carrera y la gente ya toma como referencias a músicos peruanos, letristas, escritores, ejecutantes.

Es loco, porque ha pasado tanto tiempo, viene gente de universidades y te entrevista, y tú dices «han pasado años en que he invertido mi vida haciendo lo que me gusta, sin saber que esto podría ser reconocido años después». Que la gente venga y quiera entrevistarte por Los Mojarras, por cómo tocas esta canción, por qué la tocas así y que te diga la importancia que ha tenido esa música, como cimiento para hacer que otros grupos también haya seguido ese camino de hacer la mezcla, la fusión y la cuestión de unificar, eso es más que satisfactorio. Ha sido un humilde aporte, casi como jugando, porque yo también estuve buscando mi identidad. ■


¿Cómo y dónde adquirir el libro «21 Guitarristas del Perú»?

Puedes descargarte “21 Guitarristas del Perú” gratuitamente en el portal de la Editorial Acuedi a través del siguiente enlace:

https://beta.acuedi.org/book/11439

Para obtener una versión física, puedes contactar a Manu Vera Tudela o Editorial Acuedi por Instagram.