«Un instrumento que pueda crear sonidos sin utilizar ninguna energía mecánica, como si se tratara del director de una orquesta». La frase le pertenece a Léon Theremin, quien describió así al aparato que hoy lleva su nombre, y que desde 1920 ha permitido –a músicos y compositores de varias generaciones– manipular los sonidos a voluntad propia.
Apoyada en las virtudes de la electromagnética que provee este fantástico instrumento, Véronique Miró Quesada –o simplemente Veronik– ha logrado introducirlo en su trabajo musical, así como en diversas producciones de la escena local. Una escena en la que incursionó desde el año 2000 junto a la banda de rock Valium, para luego ser parte de otros proyectos como Fuzz, Don Juan Matus, y el más reciente Veronik y los Gatos Eléctricos.
Precisamente, con este último editó su primer álbum como solista en el 2011. Allí se colgó la guitarra eléctrica al hombro para ofrecer nueve temas de intenso rock and roll. Un primer acercamiento al sonido que logró en Anómala (2017), su segunda producción discográfica. Esta ha sido reeditada ahora por el sello londinense Zel Zele Records y que incluye cinco canciones adicionales.
Con solo un arpegio de guitarra y su voz, Veronik da lugar al tema que abre el disco, “Crisálida”. Minimalismo y sobriedad que solo se repite hacia el final del LP, en la calmada “Adiós laberinto”, donde predomina el uso rítmico del ukelele. El resto del álbum es una glorificación al theremin, aunque también es una celebración –quizás involuntaria, quizás no– a Pink Floyd.
En ese camino está “Cerré los ojos”, cuya cercanía al space rock y cuyos guiños al “Breath” de Waters, Gilmour y compañía, la convierten en el primer punto álgido de la producción. Con similares coordenadas musicales, “Tormenta” y “Anómala” encuentran en el theremin a su voz cantante y a su motivo estructurador. “Primavera”, por su parte, es una fantástica pieza de rock, en la que parece confluir toda la sapiencia instrumental de Veronik.
Pocas veces se aprecia en la escena local un álbum tan contundente (entendiendo como álbum al conjunto de canciones que tienen algo que decir entre sí, conexas). Anómala logra ese cometido: es un portafolio de vivencias, de emociones, de sonidos. Todos válidos y necesarios para comprender el disco en su totalidad. Veronik, pues, tejió las uniones con gracia y eficiencia. ■
Sello: Zel Zele Records
Producción: Veronique Miró Quesada
Grabación: Eddie Plenge en Dragón Verde y Veronik en El Invernadero (Lima, Perú)
Mezcla y masterización: David Acuña en Plató Canadiense (Lima, Perú)