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ZAV: “Mi música es como si te tomaras un jugo de frutas con todas las sustancias ya mezcladas”

Considerado uno de los mejores bajistas peruanos de su generación, ZAV conversa con nosotros sobre los preceptos sonoros que buscó romper con su nuevo disco, El Negrotismo Ilustrado.  

Julio Zavala –o simplemente ZAV– define su música como si fuera un refrescante jugo de frutas: “En el Perú ya hemos comido ricas ‘ensaladas’, que saben mezclar música criolla, festejo, e incluso rock, jazz y funk. Pero nuestra propuesta va más lejos; entregamos un jugo con todas las sustancias ya mezcladas y listo para tomar”.

Al son del cajón, teclado, sintetizadores y, sobre todo, su bajo, ha emprendido una investigación profunda de los ritmos y sonidos que han definido a la música afroperuana, el estilo criollo y los valses. El primer resultado de esa exploración sonora lo presentó en el 2020 con su disco debut, titulado El Negrotismo Ilustrado, que incluyó diez temas con toda la sustancia y sabor que nos ofrece.

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Estudiabas Administración para ejercerla como profesión, pero dejaste todo eso por la música. ¿Esa fue la mejor decisión de tu vida?

Sin duda. Todo pasa por una determinación. No puedes hacer muy bien dos cosas a la vez. A mí me tocó escoger un solo camino: o estar detrás de un escritorio armando estrategias, o seguir mi instinto y conectarme con mi alma. En el caso particular de la música, no es una decisión consciente que uno puede tomar, sino que es más un llamado. Y es claro que no te puedes quedar solo con el don. Hay que cultivarlo con estudios, escuchando todo tipo de propuestas y vivir. 

¿Tus padres no se opusieron a ese giro de vida?

Al contrario, mi madre estaba feliz. Ella siempre le reclamó a mi padre el por qué no me incentivó a ser músico como él, ya que se desempeñó como coach vocal de Susana Baca y Eva Ayllón. Se podría decir que era raro verme estudiar otra carrera porque en mi casa siempre hubo música, jaranas criollas, mucho arte. Recuerdo de chico haber ido al Teatro Municipal acompañando a mi papá y disfrutar realmente de grandes espectáculos y artistas. Incluso, en el colegio tuve mi banda, y empecé a tocar el bajo más por casualidad que por decisión. 

¿Por qué?

Yo era bien tardón y nadie del grupo quería tocar bajo. Entonces, la regla era que el que llegaba último tenía que ser el bajista. Bueno, me tocó. Con el tiempo entendí que esa impuntualidad me abrió el camino hacia un instrumento maravilloso, que te da soporte y dinamismo. Por esos días, tocábamos algunos covers de los Red Hot Chilli Peppers. Flea sigue siendo un estupendo bajista y absorber su técnica me dio ese brillo y soltura que uno necesita para tocar. 

Hasta la fecha, ¿cómo dirías que ha sido tu evolución? 

Profunda. El primer instrumento que aprendí a tocar fue el cajón. Después, las congas, el bongó y lo que te comentaba, el bajo. A nivel profesional, me fui por las ramas del jazz, lo que resultó en una maravillosa exploración de sonidos, matices y colores. Llegué a un límite en el que había probado absolutamente todos los ritmos. Entonces comprendí que la calidad de las ideas es más importante. Entregar a otro lo que uno ha cosechado.

El ​​Despotismo ilustrado fue un movimiento donde primó la razón del ser humano, teniendo como base el absolutismo monárquico. ¿Qué podemos inferir de El Negrotismo Ilustrado, tu disco?

Que la música puede convertirse en una dictadura sonora. Lo que busqué era transmitir una alternativa en la que el público sea «esclavo» de nuestra música.

¿A qué lugares te ha llevado la música? 

Con Perú Jazz he tocado mucho en Nueva York y Los Ángeles. Con Eva Ayllón he girado casi un mes entero por diferentes ciudades de todo Estados Unidos. Sudamérica, Europa, varios lados. Son rutas que uno no decide y en este mundo de la música es así. 

¿Y cuáles han sido los ingredientes para que consideren a ZAV como uno de los mejores bajistas de su generación?

La fortaleza mental. Si uno quiere lograr sus objetivos hay que mentalizarse al 100%. No basta solo con tocar bien, sino que hay que tener espíritu. Ser disciplinado. En mi caso, tengo oído absoluto, pero no me basta y busco estar activo escuchando cosas nuevas. Ahorita ando escuchando a referentes contemporáneos como Robert Glasper o Cory Henry y también clásicos como Hermeto Pascoal. Siempre es bueno tener materia. Y claro, estoy abierto a experimentar. 

¿Te animarías a experimentar en la música urbana?

No me preocupa mucho. Hay que recordar que existe música para el consumo masivo y que no tiene como objetivo trascender, sino entretener. Algunos músicos piensan que esa expresión les está quitando mercado y no es así. Lo importante es hacer la música que uno quiere y pensar que resonará con una cantidad de gente. No tiene que ser todo el mundo. En mi caso fue así y no me arrepiento de nada. ■


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