La cantautora Giovanna Núñez sabe cómo desafiar al mundo. Con su arte, con su música, con sus letras, con el título de su segundo trabajo discográfico: Zamba Puta. Una obra que nos confirma lo que ya nos advertía en Rosa, su placa debut del 2014: que cuando se pone el traje de La Lá, hay que escucharla con atención.
Aunque ella es mucho más que un nombre propio. Es madre, mestiza y artista en un país donde dichas cualidades −combinadas− pueden levantar varias, muchas cejas. De allí su necesidad, en esta nueva incursión convertida en disco, de gritar con música y de golpear conciencias con su voz. Porque Zamba Puta es eso: una lucha interna que se exterioriza; un tatequieto musical contra el machismo y el racismo.
Son nueve testimonios que, acompañados de una instrumentación finamente ensamblada (y aquí vale destacar el violonchelo de Fil Uno, el corno de Ricardo Ponciano, el contrabajo de Teté Leguía, la guitarra de José Pablo Menajovski, el melotrón de María Laura Bustamante), se han transformado en poderosos llamados de atención sobre el rol de la mujer. En nuestro país, en cualquier país.
Zamba Puta es una recopilación de batallas ganadas en forma de canciones. Un mensaje a viva voz en contra de la violencia hacia la mujer y una reivindicación a través de la música.
Ahí está, por ejemplo, “Bebés”, tema que bajo los parámetros del jazz nos narra cuán importante es asumir la maternidad como una etapa prioritaria en la vida; incluso por encima del quehacer artístico: «Cantar, amar, en un tiempo / no es tan importante / si yo te tengo conmigo». O “Caramelo”, que nos describe los devaneos del pensamiento ante un vínculo afectivo, tal como consta en una de sus frases contundentes: «Está por acabar mi amor por mí».
Aunque son tres los momentos claves del elepé: “Cornamenta”, una bella pieza de música popular brasilera (MPB), que contrabandea estrofas en portugués para relatarnos un sinfín de sospechas maritales; “Linda Bler”, un contrapunto de versos entonados por Giovanna y Alonso Núñez sobre la autocomplacencia femenina; y la insigne “La felicidad”, una zamacueca contemporánea que bien podría incluirse en el cancionero nacional, que sabe de Chabucas y otras notables.
Pero no hay que confundirnos: Zamba Puta no es un muro de las lamentaciones con arranques de hartazgo; es, más bien, una recopilación de batallas ganadas. De liberaciones, artísticas y personales. Por ello, tanto Giovanna como La Lá logran así su cometido: dejar un mensaje a viva voz. Y todo gracias a la música, una palabra que −por esos avatares de la vida− se escribe en femenino.
Sello: Independiente
Producción: Juanito El Cantor • La Lá
Grabación: Juanito El Cantor en Estudio Dragón Verde (Lima, Perú)
Asistencia de grabación: Eddie Plenge
Mezcla: José Becerra en 3er Día Estudio
Masterización: César Silva en El Hornero Estudio (Buenos Aires, Argentina)
Arte: Gaby Tumba
Diseño gráfico: Jorge Kajatt
Formato: Digital • CD