Está casi convencida: Rosalía se inspiró en su música para escribir Motomami. Específicamente, en su EP Mariposa (2020). Isabella Lovestory declara con la contundencia de su pop experimental, como prefiere llamar a su propuesta que otros han denominado ‘neo perreo’ o ‘reggaetón avant-garde’. Tampoco duda en cuestionar al mainstream, y a los estándares sociales y de la industria musical. Nacida en Honduras y migrante desde la adolescencia, la joven artista continúa hurgando entre sus raíces centroamericanas e influencias variadas para consolidar su discografía, a la cual acaba de sumarle un segundo disco de estudio: Vanity (2025). De su pasado, presente y futuro nos habló en la siguiente entrevista.
En apenas tres años, pasaste de la idea del Amor Hardcore al concepto de la ‘Vanidad’. ¿Cuál dirías que es el puente entre ambos discos?
Isabella: Ha sido un proceso muy intenso el pasar de Amor Hardcore (2022) a Vanity. Empecé a hacer Vanity cuando terminé el tour de Amor Hardcore, así que fue todo muy inmediato. La verdad también fue difícil porque después de mi álbum debut no sabía qué iba a pasar con mi segundo disco. No quería tener un estándar de lo que iba a hacer.. o de qué iba a tratar. Solo intenté experimentar con los sonidos y con lo que me estaba inspirando en el momento.
Me llamó la atención cómo describiste la esencia de Vanity: una suerte de casa de espejos que no refleja tu imagen viva, sino diferentes facetas de ella…
Isabella: Después de mi gira, quería explorar ese lado de ser una ‘popstar DIY’, y ser vista por tantas personas. Era mi primera vez como una ‘figura pública’, por así decirlo. Existía un contraste de lo hermoso y de lo más oscuro por ser tan percibida.
¿Hasta dónde llegó tu experimentación? Mencionas como influencias a Cocteau Twins y The Smiths, pero tu sonido –claramente– también se nutre de ritmos más locales.
Isabella: Sí, es lo que me inspiró la idea de los espejos: esa infinidad que uno tiene al verse reflejado, pero también esas cosas abstractas que pueden suceder cuando tu imaginación escapa de la realidad. Eso rescato de bandas como Cocteau Twins o The Smiths. Sí, Morrissey no es la mejor persona, pero en sus letras y canciones hay una entrega completa a lo que sucede en su mente. Mecano también tiene eso. Me encantan sus letras, que son absurdas y a la vez personales. Me identifico mucho con esa vibra.
Tienes esta canción titulada
“Púchica”
, que representa una expresión muy hondureña y, paradójicamente, también bastante peruana.
Isabella: ¡Wow! No sabía que también la usaban en Perú…
¡Sí! En algunas zonas del Perú todavía se usa. Lo que me lleva a preguntarte: ¿Qué tan importante es que el uso de este lenguaje local y ‘migrante’ –a veces ridiculizado e invisibilizado por la industria– tenga un lugar protagónico en el pop global?
Isabella: Es súper importante. Los artistas no deberían de tener reglas sobre qué decir, o sobre qué deberían tratar en sus letras. Mucha gente tiene miedo de ser más únicos y originales en sus conceptos. Yo trato de hacer lo opuesto: de hacer cosas que son súper personales para mí y que tal vez no sean ‘normales’ o aceptadas. Busco ser más underground y de nicho. Quiero que mi música venga de una experiencia real, que sea más ‘punk’. No creo que el lenguaje deba ser algo tan ‘respetado’. Deberíamos crear nuestro propio lenguaje. Eso es lo interesante para mí: que haya artistas que inventen su propio vocabulario.

Cuando han intentado describir tu música, también han inventado palabras. La crítica te ha catalogado dentro del 'neo perreo', o del ‘perreo pop’. Incluso te han denominado ‘reggaetón avant-garde’. ¿Son justas estas descripciones? ¿Se acercan a lo que quieres mostrar con tu propuesta?
Isabella: Bueno, como mencioné: no tenía un estándar de lo que quería hacer. No tenía un género específico cuando empecé a hacer música. Tampoco me gusta ser categorizada, porque no siento que pertenezco a determinado grupo. Eso es así desde que era chiquita. Busco experimentar con todos los géneros y crear un estilo nuevo. No es que me moleste que me digan que soy una cosa u otra; si me quieren llamar todas las cosas, pues es válido. ¡Pónganme en todas las playlists!
Ese puede ser el lado positivo...
Isabella: Sí, veo el lado positivo. Puedo ser neo perreo, hyper pop, o esto, o lo otro. Pero odio las etiquetas, y siempre voy a tratar de hacer cosas nuevas y mezclar cosas que tal vez no se han hecho antes. O cosas que yo he visto que no se hayan hecho antes.
Tal vez la mejor palabra para describir mí música es pop experimental, aunque a la vez me encantan artistas como Kim Gordon o Sonic Youth, que no buscaban pertenecer a determinado género. Los artistas más innovadores tienen esa mentalidad: de no escuchar lo que sea “normal” o lo que se haya hecho antes.
Migraste desde Honduras hasta Norteamérica en plena adolescencia. ¿Pero cuánto de Puerto Cortés, tu ciudad natal, reconoces en
Amor Hardcore
y ahora en Vanity?
Isabella: ¡Ay, Puerto Cortés! Campo Rojo, que es donde crecí. También en ‘Tegus’, en El Chimbo, en Tegucigalpa. Todo eso siempre va a ser parte de mi ADN. Son mis raíces; de dónde vengo y cómo me crié. En mí música se pueden escuchar todas esas influencias. Cuando me mudé a los Estados Unidos, me volví adicta a Internet. Tal vez para escapar de la realidad tan drástica que estaba viviendo a los 13 años. Me entregué a la fantasía de lo que veía en Internet. De allí que mi música sea una mezcla de todas esas influencias: desde Soulja Boy hasta Cocteau Twins y The Smiths; desde Mecano hasta Plan B y Ñengo Flow. Tengo miles de cosas en mi cabeza. [Risas]
En Instagram, hiciste una parodia muy particular vestida como ‘presidenta de Estados Unidos’. Hoy está el contexto donde figuras como Trump han reactivado los discursos anti-migrantes. Y, principalmente, contra migrantes centroamericanos. ¿Cómo vives esta tensión social desde la música?
Isabella: Uy, casi digo algo que no debería decir. Todavía tengo que hacer mi tour en Estados Unidos… y quiero que me dejen entrar. [Risas]
Mi experiencia como migrante ha sido muy importante para mi vida y mi inspiración creativa. Ese sentido de no pertenecer a un lugar. He tratado de volver a esa experiencia tan difícil y tan solitaria. También fue super difícil para mi familia: mudarnos a Estados Unidos y no tener una comunidad. Nos teníamos solo a nosotros. Eso ha influenciado mucho en mi música. De nuevo: traté de escapar de la realidad con mi arte.
Justo después de escuchar Vanity, el algoritmo empezó a recomendarte a una serie de ‘artistas relacionados’ con tu propuesta. Te los mencionaré y tú me dirás si el algoritmo se equivoca… o si está en lo correcto.
Isabella: Vale, vamos a ver.
Primera artista: Rosalía.
Isabella: Uhhhh, no sé. Creo que no. Tal vez ella apareció después de Isabella Lovestory. Controversial, eh. [Risas]
Quizás ahorita ella es la referente principal del pop experimental, pero creo que hay muchos artistas que no son visibles. Tal vez porque son migrantes… o porque vienen de otro país que no sea España. No shade a España: me encanta el flamenco, los artistas españoles, las gambas y la playa. Sin embargo, me interesa mucho más lo underground; siento que de allí viene el arte más real.
¿Dices que Rosalía te escuchó antes de hacer
Motomami
?
Isabella: Sí. Tal vez le gustó Mariposa. Es bueno que a la gente le guste mi música y se inspiren del arte. [Risas]
Va la segunda artista: Arca.
Isabella: Sí, ella es super entregada a su universo y es bien experimental. Es una leyenda. Es una artista que no tiene reglas de lo que hay que hacer, y por eso es una pionera.
Tercera artista: Charli XCX.
Isabella: Mmm… creo que es super buena con el marketing. Con BRAT fue genial. En el pop ha hecho cosas nuevas; no es como Taylor Swift, que es más pop mainstream. Charli mezcla los géneros y hace cosas que no se ven usualmente en el pop mainstream. Así que sí… Charli puede ser. ●