‘El Malo’, divulgador de la salsa en Perú, sobre lo nuevo de Bad Bunny: «No es nada del otro mundo»

El Malo posando en un fondo morado
Salserísimo Perú

En los últimos meses, el reggaetón ha ganado protagonismo en relación con un viejo conocido: la salsa. Artistas urbanos han decidido reivindicar este género con nuevas producciones, desde covers como “Tú con él” de Rauw Alejandro hasta temas originales como “BAILE iNoLVIDABLE” de Bad Bunny. Esto ha abierto un debate: ¿el reggaetón resucitará la salsa? Conversamos con Rigoberto Villalta, conocido como El Malo, colaborador del medio Salserísimo y uno de los melómanos más influyentes en redes sociales, sobre la situación actual de la salsa, su relación con el reggaetón y el impacto de este movimiento en el Perú.

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La salsa es uno de los movimientos de música popular con mayor importancia en América Latina. Sin embargo, en los últimos 25 a 30 años parece haber sido desplazado por otros géneros. ¿A qué crees que se debe esto?

El Malo: La salsa fue un movimiento cultural y hasta político que trascendió a las circunstancias de la música, pero comercialmente, en América Latina, la moda que ha tenido más vigencia es el reguetón. Porque es eso: una moda. Al margen de la crítica que se le pueda hacer, eso es indudable. No lo logró el rock ni el mambo. Sobre eso hay muchas explicaciones: el mundo ha cambiado, la industria de la música ha cambiado.

¿Y qué pasó con la salsa? ¿No evolucionó a la par de la industria musical?

EM: Mi opinión es discutible. Lo que nosotros conocemos por salsa, que es la música cubana, el son, la plena, la música boricua, la bomba, todo eso se cocina en Nueva York al final de los años 60 con aspectos culturales, sociales, políticos: la guerra de Vietnam, los hippies, el uso de sustancias, etc. Todo eso confluyó en ese momento. Y, aparte, hay una circunstancia: en esa época coincidieron una serie de músicos, arreglistas y cantantes que dejaron la valla demasiado alta. Tú escuchas la producción de esa época y es increíble. Nadie ha pasado todavía esa valla. Lo que hacía Willie Colón, Eddie Palmieri, Héctor Lavoe…había una industria, monopólica y con todas las críticas del mundo, pero existía. Ahora ya no hay una industria.

¿En qué momento desaparece?

EM: Lo que pasa es que se saturó el mercado. No puede ser que entre 1967 y 1977, la época más fuerte del boom de la salsa, salieran más de 100 discos al mercado. Todos grababan. Por eso, al final de los años 70, empezaron a surgir otras bandas como El Gran Combo y Oscar D’León. Quizá una falla de La Fania [agrupación y sello discográfico más importante de la historia de la salsa] fue que sofisticaron demasiado la salsa.

¿En qué sentido?

EM: Se volvió música experimental. La 8va Maravilla (1977, Craft Recordings)  de Roberto Roena y su Apollo Sound, La Raza Latina a Salsa Suite (1976, Craft Recordings)  de Orquesta Harlow, Los dos lados de la Típica 73 (1977, Craft Recordings) de Típica 73, todos son discos experimentales. Se fue reduciendo el mercado. Era música dedicada a la gente que le gustaba la salsa, pero para el resto no tenía sentido.

¿Cambió mucho la salsa desde sus inicios hasta la actualidad?

EM: La salsa siempre se caracterizó por la fiereza, la agresividad, los cueros… Eso hoy en día es inexistente en la música. La música la han simplificado para que sea netamente para bailar. Y no está mal tampoco. La salsa no sacrifica las circunstancias de baile, pero la buena música es más que eso.

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La salsa en el Perú

¿Cómo ves el panorama de la salsa hoy en día en nuestro país?

EM: Lo último bueno que vi, y que me dio pena porque el proyecto fracasó, fue Sabor y Control. Era una buena propuesta. De barrio, de esquina. Pero el problema es que aquí no hay mercado, no los compraban ni los escuchaban. Su percusionista me lo contó. Eso es duro. Y eso pasa porque el Perú nunca ha sido salsero. ¿Cómo el Perú va a ser salsero si los discos de Eddie Palmieri se remataban en las tiendas? ¿Cómo va a ser el Perú salsero si los discos del número uno de esta música se remataban? Acá hubo hitos. Un hito en el Perú fue Héctor Lavoe, y también se han inventado mil mentiras sobre Lavoe acá en el Perú. 

El Perú es un país andino, no caribeño. La salsa estuvo en sectores populares y clases medias: Callao, Barrios Altos, Rímac… En esos lugares se movía la salsa. Era una expresión criolla. Antes de ser salsero, somos un país cumbiambero.

Lo cierto es que Héctor Lavoe tiene cierto grado de misticismo y adoración en algunos lugares del Perú, en el Callao principalmente. 

EM: Esto es un poco complicado de decir, pero lo que pasa es que Lavoe encarnaba ciertos aspectos negativos de la vida. Tuvo una vida totalmente irresponsable que lo llevó a la muerte. Willie Colón se separó de él a raíz de sus indisciplinas. Héctor Lavoe también tiene letras muy machistas. La letra de “Bandolera, por ejemplo. En sus letras reflejaba una actitud machista, así de “guapetón”. Y eso se identifica con sectores populares claramente. La gente quería ser así: guapo, irresponsable, tomarse mis tragos, tener un montón de mujeres. De ahí viene la identificación con Lavoe. Por eso mismo, en la radio le dan vueltas a los 10 mismos temas de Héctor Lavoe.

Y la antítesis a eso podría ser Rubén Blades.

EM: Rubén Blades en la salsa fue muy importante. Fue un punto de quiebre. Pero ese camino que abrió Blades, que iba sobre temáticas más políticas y sociales, lamentablemente no se siguió.

¿Por qué no se siguió?

EM: Hay un artículo de la revista Newsweek donde analizan el fenómeno de Juan Luis Guerra [refiriéndose al cambio que hubo en la música tropical en general, no solo a la salsa]. Antes de él, la salsa incluso se había politizado. Había una postura de izquierda muy clara. Canciones como “Tiburón”, atacaban directamente al imperio. Lo que hizo Juan Luis Guerra fue regresar a la música al tema amoroso. Bajaron la temperatura. El amor es el concepto más recurrente en toda la música popular del mundo. Después llegó la salsa romántica y todo cambió.

Según lo que me dices, ¿ entonces la salsa romántica es la razón de la crisis de la salsa?

EM: Hay que decir que amplió el mercado también. Se captó al público femenino. La salsa clásica es machista. La salsa romántica permitió que se vieran otras perspectivas del género. 

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Bad Bunny y la «resurrección de la salsa«

Hace unas semanas, Bad Bunny sorprendió al mundo con un par de producciones de salsa originales incluidas en su disco DeBÍ TiRAR MáS FOToS (2025, Rimas Entertainment). Se habló mucho de una “resurrección de la salsa” a raíz de lo hecho por el artista urbano. ¿Qué opinas de esto?

EM: Yo creo que lo está haciendo porque ha sentido la pegada de las críticas. Es un producto que está sonando bastante, pero no es nada del otro mundo. Acá hay mucha gente que cree que Bad Bunny significa el reencuentro de la salsa con el reguetón. Eso es mentira. Eso pasa hace más de 20 años. Nadie se acuerda de “Salsaton» Salsa con Reggaeton (2006, SGZ Entertainment) de Andy Montañez, Los Cocorocos (2006, Coalition Music LLC) con Tego Calderón. Lo que hacía Tego Calderón hace 20 años comparado con lo de ahora, es música culta. Ha crecido el mercado comercial del reggaetón, pero la calidad está para abajo.

¿Y no crees que el hecho de que se esté referenciando a la salsa en el reguetón es una forma de acercar esta música a nuevos públicos?

EM: Sí. Puede ser también. Pero nada dura para siempre. Los productores que están detrás de los artistas están explorando nuevas ideas, pero va a llegar un momento en que esto se va a agotar. Si yo fuera productor, haría lo mismo: explorar otras perspectivas, ideas. Lo bueno es que hay presencia. Músicos como Bad Bunny o Daddy Yankee, por ejemplo, están posicionados en el mercado; lo que ellos hagan se va a escuchar.

Los números que ha logrado Bad Bunny son increíbles.

EM: Sí. Me parece que ha llegado al millón de visitas en un día, el “conejo malo”. [Logró 35 millones de streamings en sus primeras 24 horas en la plataforma de Spotify]. Hoy hay otra mecánica de consumir música, diferente a la de antes.

En la primera canción del nuevo álbum de Bad Bunny, “NUEVAYoL”, hay una referencia a la icónica canción “Un Verano en Nueva York” de El Gran Combo. Mucha gente ha descubierto esta canción gracias a Bad Bunny.

EM: Sí. Mucha gente discute el origen del reguetón. Algunos dicen que es en Panamá, pero donde realmente tuvo carta fue en Puerto Rico. Hay una inclinación ahí también para que ocurra esto. La mayoría de la gente que hizo la salsa fue puertorriqueña. Los grandes de la salsa como Roberto Roena, Eddie Palmieri, Bobby Valentín, Richie Ray, Bobby Cruz, Héctor Lavoe son boricuas.

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Las nuevas formas de consumir salsa

A diferencia de otros países como Colombia, que ha tenido al Grupo Niche, o Venezuela con la Orquesta La Dimensión Latina, en Perú no hemos tenido una orquesta o un representante que haya destacado en el panorama internacional de la salsa. 

EM: La principal razón es que ellos son países caribeños, y nosotros somos un país andino. En Venezuela hay muchas orquestas que grabó La Fania Records. Aquí no. El mejor momento de la salsa en el Perú se dio en la década de 1980. Fue la época de los salsódromos en Lima. Había más orquestas, más locales y hasta producción discográfica.

¿Y en qué momento acabó eso?

EM: Cuando acabó la época de la balada en salsa. Se aprovechó un tiempo, pero tampoco iba a durar mucho. También hay un factor importante: la crisis. En 1987 empezó la crisis, la devaluación, y eso afectó al mercado. La gente no tenía plata. Las orquestas se desintegran, los salsódromos cierran y todo empieza a caer.

El rock, sin embargo, se mantuvo vigente.

EM: El rock siempre ha estado presente en el Perú. El Perú siempre ha sido más rockero que salsero. Las disqueras sacaban más discos de rock que de salsa. The Beatles, Paul McCartney, Deep Purple, Led Zeppelin, Yes, Bruce Springsteen, todos esos discos salían acá. Con el rock argentino pasaba lo mismo: discos de Charly García y Fito Páez también salían acá.

¿Y los discos de salsa?

EM: ¿Cuántos discos de Cheo Feliciano salieron en el Perú? Dos. ¿Cuántos discos sacó Roberto Roena en el Perú? Dos. ¿Conjunto Libre? Nada. ¿Héctor Lavoe? Ahí hay un tema: “Juanito Alimaña” es un himno supuestamente aquí, pero ese disco de vinilo nunca salió en el Perú.

Es irónico.

EM: Totalmente. Cuando Héctor Lavoe vino al Perú, se confundió y saludó al Ecuador (Risas). Otra ironía. El canal 4 siempre grababa el show de la Feria del Hogar, pero el show completo de Héctor Lavoe nunca lo pasaron en televisión. Nunca. ¿Y el Perú es salsero?.

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Sobre los nuevos rostros de la salsa en el Perú

¿Qué pasa con el cover aquí en el Perú? ¿Por qué se utiliza mucho este recurso por parte de orquestas y artistas como Zaperoko, Daniela Darcourt, Amy Gutiérrez, etc.?

EM: Es algo cultural. Por ejemplo, Zaperoko, con la popularidad que tiene, podría hacer material propio, pero no lo hace. No sé por qué. Puede ser que ahora la música se ve desde su punto de vista bailable. No es como antes. La música era para pensar.

De los nuevos cantantes y orquestas que han aparecido ahora, ¿cuál es el que más te llama la atención?

EM: En el Perú hay talento, pero lo que pasa es que los artistas están encorsetados por la gente que maneja la industria. Renzo Padilla es un buen cantante. ■


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