Las canciones de El Terrible y Los Cenobitas hablan de sexo, drogas y rocanrol; pero nos dejan en claro que vivir pegados a tan seductora ecuación supone asumir una (dulce) condena. Punk rock le siguen diciendo a esto; y las visitas al repertorio de los Undertones (el clásico ‘Teenage kicks’ es metamorfoseada en ‘Yo mataré a tu novio’) y al de GG Allin (‘Basura electoral’) demuestran que la banda se adhiere con entusiasmo a dicha etiqueta. Lo de ellos es old school, además; directo y sin escalas, y sin caramelos melódicos para los chikipunk.
Lanzadas heroicamente en formato físico durante el tiempo de mayor encierro y aislamiento, y estructuradas a la usanza de himnos destinados a corearse hasta la afonía frente a un escenario, las letras del grupo –cantadas en tonos y volumen tan seductores como irritantes– aluden al estigma de no tener futuro (o no querer tenerlo). También al apego a la autodestrucción facilitada por el consumo de brebajes y sustancias no recomendadas por el Minsa.
En este nuevo trabajo, El Terrible y los Cenobitas demuestra que lo suyo es el punk old school y sin caramelos melódicos para los chikipunk.
Y es aquí cuando llegan los peros: por más que el cantante se esfuerce en ‘shockear’ a su audiencia con versos llenos de situaciones e historias provocadoras y rupturistas, la música suena apegada a esquemas estilísticos que a los más jóvenes les puede remitir a lo que escuchaban sus abuelos cuando estos eran ‘subtes’. Es difícil no reparar en ello, porque el recuerdo de la puesta en escena de la banda (con El Terrible en el micrófono transformado en un híbrido entre Dez Cadena y el personaje de Whoopi Goldberg en Cambio de Hábito) hacían esperar algo más subversivo e intimidante.
¿Será para la próxima? ∎
Sello: Independiente
Producción: El Terrible y los Cenobitas
Grabación: Ramón Escalante en Voz Propia Records (Lima, Perú)
Arte: Miguel Ángel Culquicondor
Diseño: Summer Gonzales