El 2025 confirmó que la música internacional vive uno de sus momentos más fértiles en cuanto a riesgo y amplitud creativa. En un mismo mapa conviven la reinvención pop de figuras como Rosalía y Bad Bunny, el impulso hardcore refinado de Turnstile, la sofisticación soul de Blood Orange y las exploraciones electrónicas que encarnan productores europeos y latinoamericanos por igual. Esa mezcla —entre tradición, futurismo y escenas locales que hoy trascienden fronteras— terminó moldeando una temporada en la que los géneros dejaron de ser límites y se convirtieron en territorios de tránsito constante.
Esa variedad también se refleja en los orígenes y lenguajes que atraviesan a los propios artistas. Desde proyectos alternativos surgidos en Estados Unidos y Reino Unido, hasta propuestas que crecen desde América Latina —como las de Milo J, Silvana Estrada o Isabella Lovestory—, el año estuvo marcado por la convivencia de múltiples miradas sobre lo que significa crear en tiempos convulsos. Entre nuevas voces y regresos esperados, el panorama internacional consolidó una paleta amplia, emotiva y profundamente inquieta: justo el terreno donde Tercer Parlante elabora su ranking anual de los 30 discos que definieron este 2025.
30
Isabella Lovestory
Vanity
Isabella Lovestory construye en Vanity un personaje que exagera sus obsesiones y tensiona la idea de belleza desde un enfoque ultrafemenino. El álbum combina reggaetón, hyperpop, electro de los años 80 y trap, y articula un imaginario donde conviven humor, erotismo y referencias pop. Entre perreos teatrales, giros industriales y momentos vulnerables, destacan “Fresa Metal”, “Telenovela”, “Eurotrash”, “Gorgeous” y “Pill”.
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29
Clipse
Let God Sort Em Out
Quince años después de su separación, el dúo de Virginia reconstruye una dinámica que alterna crudeza y contemplación sobre una producción de Pharrell Williams marcada por minimalismo, disonancias y giros experimentales. Las voces de Pusha T y Malice vuelven a cruzarse con precisión mientras invitados como Nas, Kendrick Lamar y Tyler, the Creator elevan un álbum que combina memoria, tensión y nueva vulnerabilidad.
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28
Addison Rae
Addison
El debut de Addison Rae propone un pop directo, sostenido por grandes estribillos, cambios de tono e influencias que van del Jersey club al R&B noventero. La coherencia del proyecto, trabajado íntegramente con Elvira Anderfjärd y Luka Kloser, permite que convivan guiños a la electrónica de inicios de los 2010 con momentos más etéreos o tensos. Marcado por referencias abiertas y letras sin sobreexplicación, el disco apuesta por la superficie como declaración estética.
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27
FKA Twigs
Eusexua
El nuevo marco conceptual de FKA Twigs gira alrededor de la euforia física como espacio de sanación, una idea que articula un álbum donde la pista de baile funciona como punto de equilibrio. La artista retoma la electrónica afilada que la vinculó al pop experimental de inicios de los 2010 y la combina con 2-step, pulsos club y estructuras que mutan con naturalidad. Destellos de vulnerabilidad en “Keep It, Hold It”, giros expansivos en “Room of Fools” y la solidez de “Perfect Stranger” subrayan un proyecto que mezcla cuerpo, emoción y riesgo formal.
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26
Mon Laferte
Femme Fatale
La novena entrega de la cantautora chilenomexicana se mueve entre jazz de estética cincuentera y alt-pop, con arreglos que sostienen un carácter escénico cercano al cabaret. La interpretación vocal de Mon Laferte marca el eje del álbum, desde la vulnerabilidad de “Otra Noche de Llorar” hasta la crudeza narrativa de “Veracruz” y “El Gran Señor”. El resultado perfila un retrato de complejidad femenina y un enfoque sonoro que prioriza atmósfera, emotividad y oficio interpretativo.
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25
Oklou
Choke Enough
La producción de Choke Enough combina electrónica de pulso suave con arreglos influenciados por el trip-hop, la escuela PC Music y el pop europeo contemporáneo. Oklou integra voces tratadas, sintetizadores expansivos y pequeños registros ambientales que sostienen piezas como “obvious”, “plague dogs” y “thank you for recording”. El álbum se mueve hacia una expresividad reservada, guiada por intuición melódica y una forma de composición que prioriza matices y claridad emocional.
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24
Joanne Robertson
Blurrr
Una quietud casi táctil sostiene el recorrido de Blurrr, donde cada gesto sonoro parece trazado con la precisión de un boceto. Joanne Robertson combina melodías contenidas y pasajes casi improvisados en “Ghost”, “Why Me” y “Friendly”; y los aportes de Oliver Coates introducen arreglos que realzan “Always Were”, “Gown” y “Doubt”. La economía de recursos se vuelve un lenguaje propio que exige escucha atenta y revela un impacto duradero.
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23
Silvana Estrada
Vendrán Suaves Lluvias
La herida reciente impulsa Vendrán Suaves Lluvias, un disco que avanza con la misma fragilidad y determinación que sus versos. Silvana Estrada ‘dialoga’ con Chavela Vargas, con la naturaleza y con sus propios duelos en “Cada Día Te Extraño Menos”, “Como Un Pájaro” y “Dime”, donde cuerdas, clarinetes y el cuatro venezolano sostienen plegarias, dudas y pequeños gestos de furia. La búsqueda de sentido se vuelve acto vital: decir lo que duele, sostener lo que queda.
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22
Lily Allen
West End Girl
El golpe de realidad llega rápido: una relación abierta que se desarma y deja al descubierto engaños, reglas rotas y escenas que parecen irreales. Lily Allen convierte ese derrumbe en el pop afilado de West End Girl, capaz de pasar de sintetizadores tensos a ritmos cercanos al R&B y al garage. “Ruminating”, “Relapse” y “Pussy Palace” muestran que la crudeza del relato no anula el brillo melódico. La confesión es frontal, incómoda y sorprendentemente adictiva.
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21
Astropical
Astropical
Una primera reunión en Miami encendió algo más grande: la alianza que llevó a Bomba Estéreo y Rawayana hasta Santa Marta para moldear el proyecto Astropical bajo el sol caribeño y la memoria compartida. El cruce de champeta, gaita, afrobeats y EDM sostiene temas como “Brinca (Acuario)”, “Llegó el Verano (Sagitario)” y “Una Noche en Caracas (Tauro)”, donde las voces opuestas de Li Saumet y Beto Montenegro funcionan como guía. El resultado celebra raíces, comunidad y un Caribe menos documentado.
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