Susana Baca: «Crear espacios para canciones políticas en cualquier género musical es vital. Incluso en el reggaeton»

Susana Baca cantando sobre el escenario
William Marquina

(Nota editorial: En un contexto donde debe prevalecer la memoria histórica, hemos creído conveniente recuperar esta entrevista realizada con la imprescindible Susana Baca en febrero de 2023. Aunque inicialmente se publicó en idioma inglés para el webzine británico Sounds and Colours, la hemos traducido al castellano y editado debido a su importante mensaje sobre el rol social de los artistas y su potencial impacto en la historia de una nación. La entrevista completa y original se puede leer aquí)

Susana Baca no es indiferente a la crisis social y política de Perú. La indiferencia nunca ha sido lo suyo. Desde que asumió el arte como forma de vida, la cantante afroperuana y ganadora de varios premios Grammy siempre ha tenido un discurso claro y contundente contra los problemas estructurales de su país natal: la desigualdad, la discriminación y el racismo. Ya sea como Ministra de Cultura, como ciudadana o como artista. Además de difundir su opinión contra la represión de la actual presidenta Dina Boluarte, Susana sigue haciendo música.


¿De dónde saca tiempo y fuerzas para mantenerse activa en la música?

Susana Baca: No lo sé, no lo sé. Solo le pido a Dios que me dé salud para seguir entregando lo que producimos.

Cuando mira hacia atrás, ¿se siente satisfecha de su trabajo musical, o cree que aún le queda mucho camino por recorrer?

SB: Bueno, siempre sigo soñando. Tengo un trabajo que hacer con los jóvenes de mi país. Muchos jóvenes me siguen y quiero compartir con ellos. Seguiré haciéndolo, poco a poco.

Las nuevas generaciones se han acercado a usted a partir de sus colaboraciones con artistas como Residente, de Calle 13, con quien grabó el recordado single “Latinoamérica”. Él es un referente de la llamada música urbana…

SB: Sí, lo es. Aquí en Perú comparto con muchos artistas jóvenes vinculados a este género musical, que se caracteriza por sus versos recitados. Acabo de colaborar con Lobo Gris, quien tiene un discurso muy político. También hay un grupo de músicos peruanos que, en su nueva canción [Artistas por la Memoria con el single “Presentes”], recitan y cantan sobre la crisis actual del país.

¿Se siente cercana a la música urbana y al hip hop?

SB: Por supuesto. Para mí, lo importante es que los jóvenes sean conscientes de su realidad; en mi época, yo también lo hacía. Lo hice cuando era joven y lo hago ahora que soy mayor. Crear espacios para canciones políticas en cualquier género musical es vital. Incluso en el reggaetón.

Aunque mucha gente desprecia estos géneros musicales…

SB: Sí, porque algunos artistas cantan cosas horribles y dicen cosas feas, pero otros cantan sobre temas cruciales. Están recitando su realidad.


El rol social de los artistas

¿Es posible que un artista sea apolítico?

SB: Hablaré por mí: creo que un artista no puede permanecer al margen. Ahora bien, también está la libertad de los individuos. Algunos artistas actúan según lo que piensan; no debemos obligarles a expresarse. Eso depende de cada persona.

Porque también está la otra postura: ¿es posible cantar o hacer arte en un país donde la gente muere a diario?

SB: El arte debe seguir expresando lo que uno siente ante la injusticia. Yo no podía soportar ver el asesinato de tantos jóvenes y compatriotas. Por eso hablé claro. Nuestro país es muy racista y aún no ha superado el colonialismo mental. Como peruanos y latinoamericanos, debemos asumir los cambios culturales que se han producido. Sin embargo, hoy todavía escucho expresiones que oía cuando era joven: «¿Por qué vinieron esos indígenas a Lima?» o «Han arruinado Lima». Y esta capital camina gracias al trabajo y la cultura de la gente que emigró de provincias.

¿Este racismo estructural ha llevado al olvido del arte y la cultura fuera del circuito limeño?

SB: Sí. Por ejemplo, para escuchar nuestra música, la música de la sierra peruana, hay que levantarse a las 5 de la mañana, pues es la hora en que tiene espacio en las radios. «Es para los campesinos», dicen.

Usted fue ministra de Cultura en Perú. En esta crisis social, el ministerio parece no estar ejerciendo su papel de mediador intercultural y promotor del diálogo social. ¿Cree que falta esta voz institucional?

SB: Por supuesto. El discurso actual es que las comunidades que protestan tienen vínculos con el terrorismo. Es un argumento vacío para justificar los crímenes cometidos. Existe una Ley de Consulta Previa, que es muy importante para el diálogo intercultural y el respeto a las comunidades. Esta ley faculta al Estado a reunirse con los dirigentes para dialogar y resolver. Sin embargo, no se aplica adecuadamente.

Usted dijo que inicialmente creyó en la presidenta Dina Boluarte por ser de origen andino…

SB: ¡De Andahuaylas! Tuve reuniones de trabajo con mujeres de Andahuaylas cuando era ministra de Cultura para asesorar al presidente Ollanta Humala, quien nunca me escuchó. Ellas entendieron que la minería es crucial para la economía porque es necesario construir escuelas y hospitales. Por supuesto, sin contaminar las cuencas fluviales. El agua es fundamental para la vida. El problema del gobierno actual es que cree que puede conseguir un diálogo intercultural subestimando a la gente, como si fueran ignorantes que no saben nada. Tienen que sentarse a la mesa y mirarles a los ojos, cara a cara.

Pero el gobierno peruano sigue subestimándolos. ¿Le sorprenden las acciones de la presidenta Boluarte?

SB: Me sorprenden. Nunca he conocido personalmente a la presidenta, y no sé si siempre ha pensado así, pero debe de haber experimentado el racismo. Sin embargo, ya no lo considera un problema social desde que alcanzó una posición social en Lima.

¿Usted sigue sufriendo algún tipo de discriminación?

SB: Hoy diría que no. Pero he sufrido discriminación en años anteriores, sé lo que es el racismo. Hoy en día, elijo ser una voz contra este problema social porque todo el mundo me reconoce como Susana Baca… la artista y la ganadora de premios. Si la presidenta de la República ha olvidado el racismo estructural y no sabe que es una enfermedad social que debemos curar, estamos en graves problemas. ■