David Hinds es, sobre todo, un revolucionario. En 1975, formó la agrupación Steel Pulse junto a Basil Gabiddon y Ronald McQueen en plena efervescencia de un estilo musical único y con bases en la contracultura: el reggae. Místico, directo, político; Hinds encabezó una vertiente denominada roots reggae que priorizaba el mensaje social y la defensa de los menos favorecidos. Casi 50 años después, el británico sigue en la lucha sosteniendo la posta que, dice, le entregó alguna vez Bob Marley. Este viernes 16 de febrero volverá a Lima con la banda británica para presentarse en la Discoteca Koanna, en Punta Hermosa. Pero antes, aprovechamos para conversar con él sobre la música actual, entre otros temas.
Steel Pulse sigue abordando temas fundamentales como la justicia racial y el respeto a los derechos humanos. Esos son los conceptos centrales del disco más reciente de la agrupación, Mass Manipulation (2019). ¿Por qué crees que estos temas se tratan cada vez menos en la música?
David Hinds: Existe una nueva ‘fase’ de la música reggae que está saliendo actualmente de Estados Unidos. Porque admitámoslo: Norteamérica tiene el mayor contingente de seguidores de reggae en el mundo. Tienen eventos anuales que acumulan miles de seguidores, como Reggae Rise Up, Sierra Nevada y todos esos conciertos que se celebran allá. Pero ese conglomerado está compuesto por bandas de blancos haciendo reggae, y un puñado de actos jamaicanos que son teloneros de esos actos principales.
¿Qué bandas de ‘blancos’, específicamente?
DH: Rebelution, Stick Figure, The Dirty Heads… ese tipo de bandas que ahora están al frente de la música de una manera muy notoria. Ninguno de ellos habla sobre las cuestiones raciales de las que hablamos nosotros. Sí, creo que está en declive el contenido que importa. Este tipo de grupos, que se llevan la mayor parte del dinero y del público, no cantan sobre esos temas. ¿Y por qué deberían hacerlo? Si no son ellos quienes son objeto de ataques racistas…
¿Has pensado alguna vez la posibilidad de que el reggae deje de cautivar a las nuevas generaciones? Pero no por la música en sí misma, sino por la industria musical y cuestiones como las que mencionas.
DH: Bueno, la industria musical siempre ha sido muy parecida. Impone quién debe estar en el pedestal. Cuando empezamos con Steel Pulse, las discográficas nos lo ponían muy difícil porque no reconocían los elementos del dub, las versiones dobladas de la música, y también cuestionaban el mero hecho de que había que escribir las letras. El reggae era una nueva forma de música con cosas que decir, pero que además iba a llegar a la gente a nivel internacional.
Un mensaje potente a través de hits.
DH: Y, por esa razón, la industria musical nunca ha tenido en cuenta al roots reggae ni los aspectos políticos que lo acompañan. Para muchos, eso murió con Bob Marley, lo cual no tiene sentido. Hay tantos otros artistas que mantuvieron ese esfuerzo. Burning Spear sigue vigente hoy en día con su visión de la sociedad. Israel Vibration, lo mismo. Somos muchos quienes seguimos ahí afuera y queremos decir las cosas que pasan a nivel político. Ahora, la industria trabaja en favor del reggae que ellos quieren ver y escuchar, con bandas como las que ya mencioné: Rebelution, Stick Figure, Slightly Stoopid y todos esos actos que no tienen el toque político.
Actualmente, estamos viviendo este fenómeno de la música latina y urbana. Es una tendencia mundial. Por otro lado, el trap y hip hop siguen en lo más alto de las listas. ¿Dónde encaja el reggae en esta pirámide del mainstream?
DH: Es muy difícil que el reggae encaje, porque todas esas músicas que has mencionado son de cosecha propia en Estados Unidos. Como el reggae no es de cosecha propia, creo que sigue habiendo un sector que no lo acepta del todo. Encaja bajo ciertas condiciones, dependiendo de quién la toque y qué temas utilice para tocarla. Así que seguirá siendo una lucha. Si nos comparamos con el hip hop, las ventas de discos de reggae son un porcentaje muy pequeño.
Mencionaste a Bob Marley. La historia cuenta que Steel Pulse se formó después de que escucharan su álbum Catch a Fire (1973) junto a The Wailers. ¿Es cierto?
DH: Muy cierto.
Para muchos amantes del reggae, Steel Pulse era la banda elegida para tomar el relevo de Bob Marley tras su repentina muerte, sobre todo porque ustedes eran una de las primeras bandas de reggae no jamaicanas. ¿Sintieron alguna vez la responsabilidad de ser los sucesores?
DH: Absolutamente. Por supuesto que sí. Estuvimos de gira con Bob Marley en 1978 y tocamos en tres países: Holanda, Francia e Inglaterra. Después me enteré por los propios músicos de Bob Marley que Steel Pulse era una de sus bandas favoritas. Eso me demostró que él pensaba que éramos una fuerza a tener en cuenta. De hecho, su ilustrador artístico Neville Garrick me dijo, antes de que Bob muriera y tras haber salido de gira con nosotros, que nunca volvería a tocar con otra banda de reggae. Así de potente pensaba que era nuestro mensaje.
Tras la muerte de Bob, esa mochila con la responsabilidad de continuar su legado debió ser muy pesada…
DH: Pero siempre pensé, especialmente cuando terminamos la gira con Bob Marley, que teníamos un mensaje que transmitir. Nuestra música y el enfoque de nuestro mensaje eran más similares a su enfoque que cualquier otra banda de reggae que hubiera por ahí en ese momento. Además, Steel Pulse tenía ese sonido internacional, con letras potentes para la sociedad europea. América vino y gravitó hacia ella inmediatamente. No había peros o quizás. Dijeron: sí, nos gustan estos tipos. Por ello, pensamos que teníamos una gran responsabilidad en asegurarnos de que ese mensaje y el enfoque continuaran.
Hay un reciente auge de los movimientos de extrema derecha en todo el mundo. ¿Crees que tu sencillo “Ku Klux Klan” de 1978, por desgracia, ha adquirido una nueva relevancia y significado en estos tiempos?
DH: Sí, así es. Estoy aquí en Inglaterra ahora mismo y no debemos olvidar que Inglaterra se separó de la Unión Europea. Una de las principales razones para ello es que había más inmigrantes en comparación a lo registrado hace 40 años, lo que se consideró una “amenaza” para la sociedad británica. Se dijo que la separación [o Brexit] respondía a una mejora en la infraestructura económica que Inglaterra quería poner en marcha, pero solo tenía que ver con asumir la postura de la extrema derecha. Francia tiene un movimiento similar. Alemania, también. En el mismísimo Estados Unidos, con el ascenso de Donald Trump.
Y también sucede en Latinoamérica. Lo hemos visto en Brasil, Argentina y poco a poco en Perú.
DH: Este auge de la extrema derecha está sucediendo en nuestras narices. No nos equivoquemos: buscan oponerse a tener diversas culturas. No sabía que esto había llegado a Sudamérica, ya que pensé que era un continente más abierto a las diferentes nacionalidades y culturas nativas. Además, suena contradictorio, ya que los sudamericanos suelen ser víctimas de estos movimientos. Por ejemplo, no resulta fácil que alguien de Perú intente cruzar hacia los Estados Unidos. O alguien de Venezuela, Brasil, Argentina. Es una situación difícil. ■