Sebastián Gereda – Tardes

Sebastián Gereda
7.5

La transición musical que Sebastián Gereda ha experimentado con mayor evidencia en los últimos dos años se materializa en Tardes, un álbum compuesto por diez canciones que oscilan entre el indie pop, el R&B y el synthwave. Con él, el músico peruano parece querer sacudirse de toda asociación con el rock, para abrazar por fin –y con evidente soltura– sonoridades y recursos más actuales –tanto estilísticos como tecnológicos–, propios de los músicos DIY de su tiempo; como fungir de productor y de diseñador gráfico (dos aspectos de los que también se ha encargado en este disco).

Tardes revela las nuevas influencias de Sebastián Gereda sin reparos. Queda claro que, para concretarlo, el artista ha escuchado mucha música actual (de la última década, por lo menos): desde Tyler the Creator y Frank Ocean hasta Homeshake y Gus Dapperton. Sin embargo, también se pueden identificar otras influencias.

El álbum inicia con “Todo lo que atrae”, un tema pegajoso y lanzado como single. De bajos sintéticos y robustos, además de atmósferas generadas con arreglos de sintetizadores, llega un poco tarde a la ola del revival ochentero. Pese a que tiene todos los elementos para ser el fin de fiesta en lugar de la canción de bienvenida, el lugar que ocupa es una declaración de intenciones: es la más pop, la más festiva, y la que mejor evidencia la transición mencionada anteriormente. Cumple su propósito, aunque el tema se siente muy genérico por momentos.

Pero luego viene “Glitch” y la propuesta se torna más interesante. Su arranque –un glitch rítmico– nos remite a la batería inicial de “The moment”, track de Tame Impala. Asimismo, el uso del piano Rhodes que la complemente parece un guiño a “Morning bell”, de Radiohead. Ese medio segundo de absoluto silencio antes de que entren el sintetizador, el bajo y la guitarra es de un detallismo notable; al igual que la sutileza en el uso del shaker (que –al percibirse como un ruido constante y lejano– le aporta una agradable y orgánica textura lo-fi).

“Ultravioleta”, la tercera canción del disco, se sumerge por completo en el chillwave, apoyada en los movimientos hipnóticos del saxo de Raúl Blas. “Cerca de la rambla se agitan las aguas”, canta Gereda en la primera estrofa después del coro; entonces, contrario a la letra, la canción descansa de la tensión de los sintetizadores hasta el coro.

“Ojos” es una canción más guitarrera y cruda, que llega para dar un respiro a la oda synth construida hasta este punto del álbum. “No sé cómo te vi”, el quinto corte, comienza con el fragmento de una entrevista de Charly García, una de las primeras influencias de Gereda. De tintes R&B y hip hop, denota también el impacto de artistas actuales como Daniel Caesar. Aunque la melodía vocal pueda ser un tanto floja –salvo en el coro–, el piano le da carácter al tema.

Una distorsión anuncia “Tardes”, la pieza que da nombre al elepé. Su motivo principal es un crescendo de sonidos espaciales; además, las baterías nos recuerdan al Radiohead del In Rainbows, mientras que los arreglos de voces que aparecen hacia el final lo hacen concretamente a “Weird fishes/Arpeggi”.

Luego llega “Cerca al Limbo”, que compuso con el colombiano Andrés Guerrero en 2018. Gereda no solo se apoya en él, sino también en un juego de claps y sintetizadores para crear uno de los mejores temas de su carrera. Simple, minimalista y universal. Le sigue “Sol Negro”, que aún destila esa vieja aura rockera del músico (pero en modo neopsicodelia, a lo Tame Impala en Innerspeaker). El riff de la guitarra y el bajo sostienen y ordenan el track, hasta que en el coro irrumpen los vientos. Se genera así un pequeño caos, que desfoga todo lo contenido en los versos («Se sienta a un lado y ríe al fin, sin miedo a enloquecer», canta junto al saxo de Raúl Blas).

Al escuchar “1.000 Fantasmas”, uno piensa en Kendrick Lamar y en Tyler the Creator. Y en Stravinsky, por supuesto: el penúltimo track se construye con elementos del trap y del hip hop, sobre un sample de “La consagración de la primavera”, del compositor ruso, otro de los referentes primarios de Gereda. Es una movida arriesgada. Aquí, el músico nos muestra su exploración en un terreno que le atrae, pero lo hace acompañado: Diego Trip rapea con él a dúo. La cereza experimental del disco. 

Gereda ha logrado en Tardes un álbum con arreglos inteligentes y una instrumentación minuciosa. Es uno de los lanzamientos peruanos más destacados del 2020.

El encargado de cerrarlo es otro de los mejores temas del peruano, “Voiles”, también del 2018. Sobre el loop de guitarra característico que lo atraviesa todo y le da forma, se desarrollan los arreglos de saxo: interrumpidos, siempre al límite. Muy a lo Stravinsky, justamente. Como final simbólico, lo último que se oye es una mezcla de dos poemas: uno de Blanca Varela y otro de Alejandra Pizarnik. Un guiño a la doble procedencia de este disco, gestado entre Lima y Buenos Aires. 

Se nota la cercanía temporal de “Voiles”, “Sol Negro” y “Ojos”, tres de los temas más antiguos del álbum. Por ejemplo, en el uso predominante de las guitarras, a diferencia del carácter synth del resto de tracks. Pero Gereda ha sabido adaptarlos para concebir Tardes. Recurriendo a elementos unificadores entre canción y canción, ha logrado encajar las piezas con naturalidad y conformar así un álbum coherente y sólido.

Sebastián Gereda ha terminado de cambiar de piel. Tardes es un statement y, sin lugar a dudas, marca un antes y un después en la carrera del músico peruano.


Sello: Independiente
Producción, grabación, mezcla y masterización: Sebastián Gereda
Arte: Sebastián Gereda