380: «No nacimos con la idea de ser una banda punk o de sonar punk. Todo fue muy natural»

La banda 380 posando con uniformes escolares
Luis Ponce

Es la banda punk del momento, aunque ellos no sabían que hacían punk hasta hace poco. La semana pasada, confirmaron su participación en la edición 2025 del festival Vivo X el Rock, convirtiéndose –una vez más– en los abanderados de la escena emergente fuera de Lima. Para algunos, es una agrupación de shitposting y no una de las promesas musicales de Arequipa. Sin embargo, el cuarteto calló bocas con su celebrado disco debut El Colegio Me Volvió Un Mono (2023, Autoeditado). Sobre este, su momento, conversamos con 380.

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Durante mucho tiempo se habló de la necesidad de incluir bandas emergentes y no limeñas en festivales nacionales. Finalmente, 380 participará en la edición 2025 del Vivo X El Rock. ¿Esto representa un avance respecto a la atención que se pone a bandas de fuera de Lima?

Lucía: Sí, definitivamente. Me sorprende que, siendo de [un circuito de fuera de Lima], podamos llegar a un festival tan grande como Vivo X El Rock. Es alucinante que nos hayan tomado en cuenta.

¿A qué otras bandas fuera de Lima se debería poner atención?

L: Antes de 380 estaba Alias la Gringa, que en su época sonó mucho en Arequipa. Otra banda super infravalorada siempre será Vida en Marte. Son un bandón, pero es demasiado under. Respecto a las bandas emergentes… porque la escena de Arequipa en general anda súper muerta… diría que me encantan proyectos como Allanamiento Emocional y Club de los Poetas Muertos. Hay varias banditas que están haciendo cosas chéveres.

380 es una banda joven. ¿A qué atribuyen que un festival como Vivo X El Rock se haya fijado en ustedes? 

L: Siento que se debe a la acogida que hemos tenido, y al hecho de que haya tanta gente identificada con nosotros. 380 no es una banda profesional como para sentarte y reflexionar. Es una banda con la que quieres gritar, emocionarte, llorar y sentir. Ese nivel de conexión que tenemos con el público es algo que han notado los organizadores de eventos. Es nuestro mayor atractivo: que los fans puedan conectarse a ese nivel emocional con nosotros. 

¿Les sorprendió tener esa conexión con seguidores de Lima?

L: Es una locura porque ni siquiera somos de allá. Antes no teníamos ni siquiera un contacto o amigo en Lima. Todo ha sido muy gracioso. A la gente le gusta nuestro humor ‘memero’ de redes sociales. Eso nos ha ayudado mucho.

Aunque también he leído comentarios en redes sociales donde se afirma que 380 es, sobre todo, una banda de shitposting [contenido en Internet que se caracteriza por su elevada e intencionada ironía]. ¿Se han topado con este tipo de comentarios?

L: Sí. Es que realmente somos muy meme. Es característica de mi propio humor el burlarme de mis emociones y de todo lo que siento. 380 nació como algo para desahogarme y desquitarme… y es igual en las redes sociales. Ahora ya no publico mucho desde la cuenta de 380, pero en sus inicios sí lo hacía frecuentemente. Era un desfogue para mí. Los reels, incluso, están planificados y guionados según cosas que está viviendo la banda o comentarios haters que nos ponen. Eso es 380 en su totalidad, tanto en redes como en su música.

César: Usamos ese tipo de comentarios, ya sea por hate o por apoyo, y los publicamos para divertir a la gente. Creo que tenemos mucha acogida en Arequipa por ese movimiento de redes sociales. Muchas bandas no le dan importancia a eso, pero para mí es un factor importante. 

En porcentaje, ¿cuánto de la banda son las redes sociales?

Milagros: Es 50/50. Lucía está abocada a eso. Es quien elabora la mayor parte del contenido y nos dice qué y cuándo grabar. Los demás igual aportamos ideas para los reels.

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El punk pospandemia

El punk tiene hoy un discurso diferente. Se puede decir que antes representaba a la oposición del Gobierno; a la fuerza musical que criticaba los abusos del Estado desde lo explícito. Hoy parece que abarca otras temáticas, mucho más personales y emocionales. ¿Cómo entienden el discurso del punk actual? ¿Hay un solo discurso o hay varios?

Lucía: Es curioso, porque nunca supe que 380 hacía punk hasta que me empezaron a decir: «Ustedes hacen punk. Tu banda es punk». En ese momento, lo asumí y pensé: «Bueno, supongo que somos punk». No nacimos con la idea de ser una banda punk o de sonar punk; 380 nace porque yo sabía tocar la guitarra de forma muy básica y al mismo tiempo me gustaba hacer melodías enérgicas. Me encanta sentir que el público se ‘loquea’: se empujan, gritan, lloran, desfogan. Y tanto el público como yo, estamos sintiendo algo en ese momento.

Las letras de 380 son totalmente personales, y eso hace que las personas puedan identificarse. No hacemos un punk político, pero de todas maneras logramos, de manera básica y sencilla, transmitir muchas emociones: enojo, furia, tristeza. 

Recuerdo la primera vez que escuché El Colegio Me Volvió un Mono (2023). Cuando terminó el disco, pensé que se trataba de un álbum muy personal, emocional y claro con respecto a lo que querían expresar. ¿Mi sensación se alinea a lo que querían transmitir?

L: Eso es lo más piola de 380: nunca tuve que pensar en algo. No tuve que proponerme hacer un álbum que vaya en un sentido o una temática específica porque todo fue demasiado natural. Escribía para escribir, componía para componer. Milagros hacía lo mismo: le metía cosas por meterle cosas. Nunca hubo una presión sobre nosotras de querer sonar perfecto o parecido a otra banda. No nos importaba. Eso es lo paja… y quizá es lo que he ido perdiendo con el tiempo.

El Colegio Me Volvió un Mono fue un proyecto que no me interesaba que sea del gusto del resto; me interesaba que me guste a mí. Poder decir que hice algo piola antes de morir. Eso es muy natural y honesto. Las letras son lo que quiero decir tal cual; no tienen una metáfora detrás. Hago música para hacer música, no lo pienso más. Lo hago y ya.

M: Varias canciones están enfocadas en las experiencias que tuvimos en el colegio, a excepción del último track, “TKM (Canción para tu ex)”. Quizá por eso se ve como un álbum conceptual, pero en realidad es muy orgánico.

Hoy en día, después de escuchar todos esos comentarios, ¿se sienten cómodos con la etiqueta de ‘banda punk’?

L: Es gracioso porque recuerdo que, cuando nos decían que hacíamos punk, Milagros y yo respondíamos: «No, no hacemos punk». En ese momento, nuestro concepto del punk era [de un sonido] muy de alcantarilla y super político. No sentíamos que nuestra música fuese por ese lado. Al día de hoy, todavía leo comentarios sobre 380 que dicen: «Es un intento de punk». En general, yo no me clasifico en ningún género musical. No me molesta que digan que somos punk, aunque antes sí habría sido raro porque no me sentía identificada. Ahora respondo: «Bueno, hacemos lo que hacemos y ya está».

Diego: Quizá nuestras canciones entren dentro del género punk, o algunas de nuestras actitudes parecen medio punk. Pero encasillar toda nuestra propuesta en eso, tampoco creo que represente todo lo que hacemos y somos.

Entonces, para ti 380 es una banda de…

D: Personas con problemas mentales. [Risas]

380
380 son Milagros, Lucía, Diego y César. (Foto: Luis Ponce)

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Influencias y convivencia generacional

La pandemia nos golpeó a todos. Estar encerrados tanto tiempo, la falta de conciertos, la soledad en unos casos, los conflictos de convivencia en otros. ¿Cuánto de eso está presente en la música de 380?

Lucía: La pandemia tuvo un ‘efecto mariposa’ en nosotros. Antes yo componía, pero como hobby. Meses antes de la pandemia, Milagros me propuso formar una banda. Se abrió mi tercer ojo y le dije: «Sería ‘paja’. ¿Por qué no lo pensé antes?». Entonces, ensayamos una vez. ¡Solo una vez [antes del aislamiento]! Pero fue suficiente para descubrir que me encantaba hacer música. Durante la pandemia, la única forma que tenía de desfogar todo lo que sentía era mediante canciones. Tenía todo el tiempo del mundo para desfogar y escribir. 

M: Después de la pandemia, yo necesitaba ver a mis amigos, sin ningún fin de formar una banda. En una de esas visitas, estaba Lucía, así que le propuse volver a ensayar. Era algo que habíamos pausado.

D: César y yo llegamos a la banda justo después de la pandemia. Estábamos saliendo de esa etapa [de aislamiento]. Teníamos ganas de hacer cosas y por eso empalmamos todos.

¿Con qué sonidos, artistas o bandas le han dado forma a 380?

L:  Todos escuchamos música distinta. Al mismo tiempo, lo ‘paja’ es que somos muy versátiles. No solo escuchamos rock; estamos muy conectados con otros géneros. Eso es lo que ayuda a conectarnos entre nosotros mismos. Ninguno dice: «La música que escuchas es una mierda y la mía es genial». Compartimos gustos en casi todo. 

¿Alguna influencia con nombre y apellido?

L: Si hablamos del primer álbum, Milagros y yo estábamos muy influenciadas por Los Blenders y música de tipo surf o indie. Por mi lado, escuchaba mucho garage rock. En cuanto a las letras, me gustaban cosas muy literales; cantantes que expresaran sus sentimientos de forma literal, que no hagan un poema a lo Spinetta.

D: Llegué a la banda cuando la mayoría de canciones del primer álbum ya estaban escritas. Aunque les faltaba una línea de bajo como tal, por lo que terminé de armar el puzzle.

C: Escucho todo tipo de música. Pero, para la grabación del disco debut, regresé al ‘chikipunk’: 6 Voltios, Diazepunk, etc. También recurrí al punk británico con Sex Pistols, o los Ramones. Usualmente escucho todos los géneros.

A propósito de 6 voltios: ellos grabaron ese clásico llamado “Generación Perdida”, mientras ustedes tienen la canción “Generación Zzzzzzz”. ¿Cómo así pasamos de “Generación Perdida” a “Generación Zzzzzzz”?

Lucía: Parece que lo hubiera hecho a propósito. [Risas] Esa canción [“Generación Zzzzzzz”] nació cuando estaba viendo televisión y empezaron a hablar de un tema que no recuerdo. Mi papá soltó el típico discurso: «Esta generación de cristal, por todo lloran. En mis tiempos ya trabajaba. A tu edad ya tenía mi propia casa». Cosas que suelen decir los padres. Así surgió la canción: hablando en nombre de los que se sienten de esa forma [respecto a esa generación]. Aunque creo que esto pasa en todas las generaciones. Todas las generaciones se sienten ‘especiales’… que ‘van a cambiar el mundo’ o ‘romper esquemas’. Es un sentimiento muy adolescente quejarte de todo y sentir que puedes cambiar al mundo. 

¿Y ustedes cómo conviven musicalmente con otras generaciones? 

L: Las personas de otras generaciones que he conocido, más adultos que yo, se han acercado para decirme que les gusta mucho mi música. Sienten que he revivido algo que se estaba perdiendo en el ‘chikipunk’. “Tu banda me recuerda a mis 20 años, cuando me ‘vacilaba’ mucho con Aeropajitas. Con ustedes, vuelvo a sentirme un adolescente”. Sin embargo, también están los otros: ‘señores’ de Facebook que piensan que arruinamos el rock para siempre y que lo que hacemos no es música.

¿Son esos mismos ‘señores’ los que comentan en redes que 380 es una ‘banda de ferias’? ¿Han leído esta etiqueta alguna vez?

Diego: No. Nos han dicho muchas cosas: ‘banda de mierda’, ‘banda de chibolos’, pero es la primera vez que escucho eso de ‘banda de ferias’. Entretenemos a la gente porque nuestra personalidad es muy familiar y humorística. Además de las canciones, brindamos ese tipo de shows. Cuando participamos en las ferias de Perú Independiente, planificamos cada cosa que presentamos en el escenario.

César: [Esa etiqueta se debe a que] gran parte de la fanaticada es joven. Son menores de edad, y algunos no pueden ir a ‘tocadas’ programamos en la noche o muy tarde. Las ferias normalmente se realizan temprano, entre 4 y 5 p.m., y va la gente más ‘chibola’.

Lucía: Tampoco había escuchado que nos digan ‘banda de ferias’, pero influye mucho lo que comenta César: buena parte de la gente que nos sigue no puede ir a los locales donde tocamos. Cuando vamos a ferias, se nos acercan niños con sus mamás a pedirnos fotos. ¿Por qué le hacen escuchar esto a sus niños? [Risas] También es cierto que las ferias nos permiten tener más público. No lo veo como algo negativo. A partir de Perú Independiente, 380 empezó a crecer mucho más en audiencia, porque llegan personas que no nos conocen. Estoy agradecida con que me permitan llevar mi música a más gente. ■


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