En su segunda producción discográfica, el acto británico canaliza ansiedad, deseo y distorsión sin abandonar la ironía
Wet Leg no necesitaba probar nada. Su debut homónimo de 2022 —irónico, contagioso, con riffs que se sentían igual de punk que de meme— las convirtió en una anomalía rara: una banda británica que arrasó listas, festivales y premios (incluidos dos Grammy) sin perder cara de poker. Pero Moisturizer (2025, Domino) no busca replicar esa fórmula: es un disco más físico, menos cínico, que canaliza la energía post‑pandémica en 12 canciones donde el indie rock y el post-punk revival coexisten con momentos de dance-punk, melancolía pop y mucha distorsión. El humor sigue ahí, pero al servicio de emociones menos fáciles de decodificar.
Desde el arranque con “CPR”, queda claro que el álbum no teme al exceso. Hay guitarras distorsionadas, gemidos al borde de lo paródico, y una interpretación vocal que se arrastra entre la sensualidad y la rabia. Es un inicio sin diplomacia, donde todo se sobreexpone: cuerpos, impulsos, señales.
La producción de Dan Carey —quien también trabajó en el debut— prioriza el golpe: los riffs están comprimidos con precisión clínica y los sintetizadores aparecen como ráfagas que sacuden las estructuras. Algunas canciones como “Catch These Fists” recuerdan a LCD Soundsystem o Le Tigre, pero con menos nostalgia y más tensión. Ahí, Teasdale lanza una línea que resume la estrategia emocional del disco: «I don’t want your love, I just wanna fight». El desgaste del contacto humano, sin rodeos.
En el otro extremo está “Liquidize”, probablemente la mejor letra que han escrito: «How could I be your one? / Be your marshmallow worm?». Una mezcla de ternura, rareza y resignación que no se siente calculada, sino genuinamente confundida. En “Davina McCall”, la banda desacelera. La referencia a la conductora británica de Big Brother no es gratuita: hay algo en esa canción que suena a intimidad televisiva, como si el afecto también pudiera performarse.
“Mangetout” y “Pokemon” se aferran a la fórmula del equilibrio: distorsión sí, pero envuelta en melodía. El cierre con “u and me at home” parece diseñado para los créditos de una película triste: empieza con calma, termina en avalancha.
Sin cambiar de piel, Wet Leg afina su propuesta: menos burla, más nervio. Moisturizer no quiere gustar; quiere arrastrarte por su humor negro, su ruido y su caos doméstico. Y en ese desorden, logra algo raro: sonar más vivas que nunca. ●